Los eventos actuales han dejado a los adultos mareados, ya que parece que un desastre llega después de otro, sin descanso ni final a la vista.
Así que imagínese cómo se sienten los niños.
"Los niños que tienden a preocuparse ven estas cosas por todas partes", apuntó Robin Goodman, psicóloga clínica con un consultorio privado en la ciudad de Nueva York, y miembro de la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association). "Piensan que le puede suceder a cualquiera. Que podrían ser los próximos".
Los expertos señalan que los padres deben tener en cuenta el efecto que las noticias diarias de desastres, ya sean naturales o no, pueden tener sobre la sensación de seguridad y bienestar de los niños, y estar listos para respaldar a los niños que necesitan ayuda para comprender cómo les afectan estos eventos.
Los niños que han crecido en el ambiente saturado por los medios de comunicación de hoy día son más propensos a ser afectados por noticias de desastres, aseguró Todd Walker, psicólogo con un consultorio privado en Cincinnati y miembro de la facultad clínica de la Facultad de psicología profesional de la Universidad Estatal de Wright.
"Incluso más que en las generaciones anteriores, hay menos distinción entre la vida real y lo que se ve en la tele", dijo Walker. "En esta época, ver cosas en línea o en la tele está a apenas un paso de distancia respecto al evento en sí".
Esto podría ser particularmente verdad para los niños en edad preescolar, que aún no tienen mucha experiencia con los medios. "Los niños pequeños no entienden que son las mismas imágenes repetidas una y otra vez", apuntó Goodman respecto a la cobertura de un evento en particular que se provee durante todo el día. "Piensan que el mismo evento ocurre una y otra vez".
El efecto de la cobertura sobre los desastres puede complicarse en los niños que pasan por trauma emocional en su vida diaria, advirtió Walker. Por ejemplo, los niños cuyos padres están peleando y a punto de divorciarse son mucho más propensos a verse afectados por la cobertura de noticias antes, durante y después de un huracán o terremoto, como el que se experimentó en la parte este de EE. UU. la semana pasada.
"La mejor actitud podría ser pensar que eso puede sucedernos", planteó. "Pero imaginemos que somos niños. Yo tengo seis años, y usted ocho, y no sabemos exactamente qué sucederá con nuestros padres, y estamos viendo [un desastre mientras ocurre] en la tele. Nuestra experiencia será distinta de lo que sería si tuviéramos una vida familiar feliz".
Walker y Goodman apuntaron que lo mejor que los padres pueden hacer para calmar a sus hijos es hablarles sobre la cobertura del desastre de manera honesta y directa.
"Siempre creo que es bueno decirles que vi que miraban un programa, y preguntarles qué sintieron", aconsejó Walker.
Los padres podrían sentir la necesidad de ocultar sus propios sentimientos de ansiedad para proteger mejor a sus hijos, pero Walker y Goodman dijeron que es mejor no hacerlo.
"Sea tan honesto al comunicarse como pueda", aconsejó Goodman. "Si miente al respecto, tal vez sientan que no pueden confiar en usted".
Es mejor que los padres admitan que están nerviosos, y que luego calmen al niño y le digan que todo saldrá bien, dijo Walker. Dé ejemplos concretos sobre por qué el desastre no podría sucederles a ellos, o explique las medidas que tomará para mantenerlos seguros si en realidad existe alguna posibilidad.
Otros consejos para ayudar a los niños a afrontar las noticas de desastres incluyen los siguientes, según Walker y Goodman.
Limite la exposición de los niños a los medios, y considere en limitarla usted también. "No revise las noticas todo el tiempo", dijo Goodman.
Mantenga una rutina diaria, ya que refuerza la comprensión de que la vida siga con normalidad.
Evite hablar en voz baja sobre el desastre con otros adultos. Los niños pueden creer que la conversación en voz baja es sobre ellos.
Apunte a historias positivas que surgen del desastre, y señale el hecho de que agencias como la Cruz Roja Americana ayudan.
Considere hacerse voluntario o donar a los esfuerzos de alivio junto con sus hijos, para que sientan que contribuyen.
Pero también tenga en cuenta que cada niño es distinto. Algunos niños podrían en realidad beneficiarse de ver la cobertura del desastre.
"A veces, la tele puede crear una experiencia de vinculación", aseguró Walker, usando el ejemplo de un niño pequeño. "Ve a alguien que pasa por un desastre, y en realidad puede ser calmante porque sabe que él no es la única persona que está teniendo dificultades".
Desde | HealthDay News
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