
Matt King es un próspero abogado que vive en Hawai. Un día, su mujer sufre una accidente y se queda en coma terminal. En ese momento, Matt se entera de que ella le era infiel. Tendrá que lidiar con la situación que se le ha presentado, intentar reconciliarse con su familia, comunicar el futuro fallecimiento de su esposa a amigos y familiares y descubrir al hombre que le suplantó. Todo ello, con la ayuda y apoyo de sus dos hijas y un extravagante amigo de una de ellas.

Una de las cosas más conseguidas de la película es la increíble visión que se muestra de las islas de Hawai, una perspectiva que nunca antes se nos había presentado con tanto realismo y cotidianidad. Ésto es uno de los múltiples aciertos del film, y es que ya desde este escenario podemos observar el retrato que Payne quiere mostrar sobre personajes e historia. Esto es: muy alejado de la comedia típica ambientada en chiringuitos de playa, hombres musculosos, mujeres despampanantes, etc.; sino la vida común y real que tiene lugar en el archipiélago tanto como en el resto del mundo.


Los descendientes es un film inteligente, un drama sobre la vida misma; sobre su agrio y puñetero sentido del humor, con la inconfundible y siempre apreciable huella de un Alexander Payne en auge. Una de las películas del año, uno de los guiones de la temporada y una de las mejores interpretaciones que hemos podido ver de George Clooney (que no la mejor). Una pequeña, y a la vez, enorme historia sobre la familia y el amor. (8/10)