Revista Coaching

Los despistes mi gran tortura

Por Admin24 @Notepares_

Los despistes mi gran tortura

Sinceramente voy “hablaros” con honestidad. Por mucho que apuntes en la agenda las tareas. Si eres despistada, es que eres despistada.

El fin de semana, perdí la Barik, una tarjeta para poder viajar en el metro. Hoy he ido a preguntar por si lo habían encontrado y por lo visto he tenido suerte. Y había pensado en que después de la Escuela de Idiomas ir a donde me corresponde y cojo la Barik en objetos perdidos.

Total, termina mi clase de inglés me dirijo al metro con toda la intención  de bajarme en la próxima parada. Me pongo con el móvil a mirar en el Facebook tonterías. Y me paso de parada. Iba tan concentrada que se me ha ido el santo al cielo.

La verdad, el tema de los despistes yo no sé si es una enfermedad y se cura, pero en algunas ocasiones por mucho que lo apuntes no sirve de nada.

Otra anécdota que me pasó un día. Y está ya fue el colmo. ´Me puse botas negras largas cada una distinta de la otra. En ese momento tenía dos pares de botas largas. Y me vestí tan rápido que me puse en cada pie una bota diferente a la otra. Y cuando llegue a Bilbao y salí de la peluquería me di cuenta.

Fue un momento de tierra trágame. Por eso os digo. Qué hay despistes imperdonables. Algunos los puedes evitar apuntándolos en una agenda pero hay otros que no y lo único que se puede hacer es reírte. Y tomártelo con buen humor. Y sobre todo muy importante reírte tu primero antes de que lo haga cualquiera. Para mi es bastante importante eso. Luego si alguien quiere que se ría contigo que lo haga, pero que se rían de uno nunca hace gracia.  Lo mejor que puedes hacer es reírte de tus errores.

Yo la verdad, me rio mucho. Lo que me ocurrió con las botas, fue la bomba para mi. Me hizo tanta gracia, que cuando quede con mi ama después le dije “¡ama no sabes lo que me ha pasado!”, “¡prepárate porque vas a alucinar!” ¿No ves algo diferente a parte de mi pelo? y me respondió que no. Cuando se lo conté nos reírnos. Pero yo ya llevaba un rato riéndome a lo bajo. Sin pensar claro, que nadie se daba cuenta de mi gran despiste.

A continuación, se lo conté a una amiga. Y me comentó, no te preocupes ahora se lleva puesto cualquier cosa, calcetines de diferente color, cordones de diferente color, las uñas de diferente color en cada dedo…y es cierto. Pero en ese momento lo único que pensaba es que ojala la tierra me tragara.

Otra anécdota. Estaba en clase de inglés, y cuando me dirigía a la pizarra para preguntarle sobre la pronunciación de una palabra que no sabía decir, una compañera de la misma me comentó que tenía el jersey al revés. El caso es que mi jersey estaba recién lavado. Y en algunas ocasiones para lavar se pone la ropa del revés. El caso es que estaba planchado en el armario, y cuando me  puse el jersey no me di ni cuenta. Y en clase, os podéis imaginar el pitorreo. Encima estábamos hablando de los estereotipos. Y la profesora comentó “ves aquí tenéis una chica que además de estar a lo de clase también está al jersey de otra compañera de clase” el tema que estábamos dando en clase era sobre que las mujeres somos capaces de hacer varias tareas a la vez.   Estuvimos riéndonos un buen rato, todo a cuenta mío claro. Para no variar.

En varias ocasiones, he comentado la importancia de la agenda para recordar las cosas. Pero hay veces que ciertos olvidos, o despistes no tienen arreglo. Y lo mejor es tomárselo con naturalidad y reírse de uno mismo.

Y si lo puedes compartir con alguien y hacerle reír y ser tu mismo el protagonista casi que mejor. Un momento de risa, es muy beneficioso para la salud.

 

¿Te atreves a contarnos tus anectotas sobre despistes? Ahora es tu turno.

 


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