—No sé —dijo. Sentía la lengua casi paralizada—. No. No es maravilloso. Es un mundo feo. No se parece a éste. Anarres es todo polvo y colinas secas. Todo estéril, todo seco. Y la gente no es hermosa. Tienen manos y pies grandes, como yo y como este camarero. Pero no grandes vientres. Se ensucian mucho, y se bañan juntos, nadie aquí lo hace.
Las ciudades son muy pequeñas e insignificantes, son tristes. No hay palacios. La vida es opaca, y el trabajo duro. Uno nunca puede tener lo que quiere, y ni siquiera lo que necesita, porque no hay para todos. Ustedes los urrasti tienen suficiente para todos. Aire suficiente, lluvia suficiente, pastos, océanos, alimentos, música, edificios, fábricas, máquinas, libros, ropas, historia. Ustedes son ricos, nosotros pobres. Ustedes tienen, nosotros no tenemos. Todo es hermoso aquí. Menos las caras.
En Anarres nada es hermoso, nada excepto las caras. Las otras caras, los hombres y las mujeres. Nosotros no tenemos nada más. Aquí uno ve las joyas, allí uno ve los ojos. Y en los ojos ve el esplendor, el esplendor del espíritu humano. Porque nuestros hombres y mujeres son libres. Y ustedes los poseedores son poseídos. Viven todos en una cárcel. Cada uno a solas, solitario, con el montón de lo que posee. Viven en una cárcel y mueren en una cárcel. Eso veo en los ojos de ustedes... el muro, ¡el muro! "

La historia se desarrolla en Urras y su luna Anarres, Urras es un planeta que forma parte del Ecumén, La red de mundos que aparece en muchas de las novelas de esta autora.
Después de una cruenta guerra civil en el planeta Urras, los dirigentes de los bandos en conflicto llegaron a un acuerdo, las personas que no estaban dispuestas a vivir bajo un sistema capitalista serian trasladados a la luna, llamada Anarres. En este estéril satélite viven una laboriosa y ardua existencia, dirigidos por una mujer llamada Odo, su anarquista líder.
Casi doscientos años después, Shevek un fisco teórico de Anarres, logra desarrollar unas ecuaciones que pueden llevar a la creación de un dispositivo que permita la comunicación instantánea entre dos puntos infinitamente alejados, por lo que es enviado a Urras.
El choque cultural al que es sometido Shevek es aturdidor, la manera de razonar y nombrar las cosas es completamente opuesta en los dos lugares, mientras que en Urras se diría 'Estoy leyendo mi libro' en Anarres el concepto de pertenencia es inexistente por lo que se diría 'Estoy leyendo este libro', esta pequeña diferencia parece pequeña, pero no lo es.
La historia esta narrada en dos partes de manera entremezclada, en una se narra mediante flashbacks la vida de Shevek en Anarres y los sucesos que lo llevaron a desarrollar la teoría para la comunicación instantánea. En la otra, el traslado y recepción de Shevek por la comunidad científica de Urras.
Shevek es afectado por el entorno social en Urras, y esto detona cambios en su persona. Que se ven reflejados eventualmente en un cambio social en Urras, provocado por Shevek.

Los desposeídos gano los premios Hugo y Nebula a mediados de los setenta, y con justa razón. No es un libro creado solo para entretener. Muchos de los conceptos analizados por Ursula K. LeGuin no tienen un carácter blanco o negro, y la novela puede significar experiencias opuestas de acuerdo a la percepción política del lector.
La novela no es solo una interpolación del comunismo y el capitalismo, sino una entretenida meditación de los conceptos de propiedad privada, del matrimonio, de una concepción realista (con todos los problemas que involucra) de la marcha de una sociedad anarquista.
Los desposeídos polariza las opiniones, lo amas o lo odias, pero es poco probable que el lector se mantenga imperturbado al leerlo. Buena ciencia ficción, hecha no solo para entretener, sino para abrir el horizonte del lector, alejada de las batallitas espaciales que tanto entretienen a los norteamericanos. Recomendada al 100%.
