Los diamantes siempre han estado acompañados al género humano, y en especial a la mujer. Los diamantes y la mujer se unen en un mar de belleza, iluminando el día a día de todos aquellos que pasan por su lado. Igual que el diamante brilla con la luz, la mujer brilla con la esperanza, con el poder de una sonrisa, con la pureza y el resplandor que genera el diamante ante un rayo del sol.
El diamante es sinónimo de glamour, estilo y belleza. El diamante realza la estética de la mujer, compartiendo ambas la luminosidad que emiten. El diamante puede aparecer incrustado en un collar, en una pulsera, en un anillo, en una sortija o en unos pendientes. A todos ellos los realzará elevándolos a la cumbre de la cima de la elegancia.
Sentado me pongo a imaginar un collar, rodeando el cuello de una mujer hermosa, y cuento los pequeños diamantes, uno a uno, recreándome en el placer que siento al contemplar cada uno de ellos, tan iguales y tan distintos… Y continúo por la sortija. Ésta vez compuesta por un solo diamante, único, omnipresente, siendo el rey del conjunto. La que siempre se lleva la mirada ante ese dedo que señala, ese dedo que se mueve despacio hacia la boca con una copa de champagne. Y continúo en mi éxtasis ante el movimiento pendular e hipnotizante de los diamantes en los pómulos de la oreja, balanceantes, susurrando al oído que son únicos y que hacen única a la mujer que los posee…
Recomiendo el blog donde se explica en qué consiste la ciencia de los diamantes. Es sumamente importante conocer al diamante para apreciarlo, así como conocer a la mujer para amarla.
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anillo de mujer con diamante