Revista Cultura y Ocio
"Mi madre era para mi un olor. Era un calor, una pierna a la que me aferraba, un soplo de algo azulado, un vestido que creía recordar que usaba. Me decía a mi mismo que mi madre me había lanzado a la vida con un arco y, cuando moldeaba mis recuerdos sobre ella, no estaba seguro de si eran correctos ni verdaderos, sencillamente la recreaba tal como creía que un hijo debe recordar a su madre.
Era en ella en quien pensaba cuando ponía a prueba mi añoranza, rara vez en mi padre."
El libro de la madera fue uno de esos descubrimientos literarios que nos pillaron por sorpresa el año pasado dejándonos con ganas de leer algo más del autor. Hoy traigo a mi estantería virtual la segunda novela de Lars Mytting, se trata de Los dieciséis árboles del Somme.
En el año 1971 una pareja noruego/francesa muere en circunstancias cuestionables. Se sabe que iban en el coche con su hijo de tres años, y que estuvo desaparecido cuatro días, hasta que fue encontrado en un hospital a varias millas de distancia. Nosotros conoceremos a ese hijo, Edvard, ya crecido. Ha sido criado por su abuelo, siempre bajo la sombra de lo sucedido a sus padres en una familia que ha visto la muerte demasiado cerca. Cuando su abuelo muere a principios de los 90 a Edvard se le presenta la oportunidad de excavar en su historia familiar y tal vez en su memoria.
Siempre he opinado que un éxito lo tiene cualquiera: una buena idea, un día inspirado, suerte... es en el siguiente paso en el que uno sabe si fue suerte o es algo más. Por eso siempre me interesan casi más las segundas obras que las primeras. Y por eso me fijé en este título, del que me llamó la atención que también estuviera relacionado con la madera. Qué tendrá este hombre con los árboles, pensé sabiendo ya la respuesta tras haber leído el primer título. Y me sumergí en la lectura.
No tarda una mucho en quedar inmersa en esta historia y sentir una corriente de empatía hacia Edvard, pese a que es un personaje que no siempre actúa bien y cuyo temperamento le lleva a precipitarse en algunas ocasiones. De hecho, eso es precisamente lo que provoca la empatía: la credibilidad de su protagonista, del que Mytting no oculta ninguna arista. Con 23 años y al morir su abuelo, descubre que hay algo que se oculta en la muerte de sus padres, y lo une a ese hermano de su abuelo Einar, cuyo nombre dejó de pronunciarse y que pasó de poner argollas en los árboles dejándolos heridos, a desaparecer en Francia. De este modo son varias las incógnitas que se nos abren en la novela, y somos incapaces de no bucear en ellas junto al protagonista, que parece sentirse incompleto y necesita saber más. Quizás no sea una tontería pensar que es como uno de esos abedules de fuego que, heridos, no les queda otra que deformarse para envolver su herida generando una cicatriz en el dibujo de sus anillos que solo será descubierta al convertirlos en madera. Y esa imagen, la fuerza de esa imagen unida a la belleza de las palabras utilizadas por Mytting, es lo que sorprende al lector dejándole con la necesidad de releer alguno de los párrafos. Yo reconozco haberme enamorado de ese bosque de abedules que restallan y de esa metáfora palpable entre los árboles y Edvard. Hacía tiempo que no me tropezaba algo tan hermoso como esa unión entre persona y paisaje herido, casi podía oír restallar los aros al romperse y me preguntaba también tumbada en el suelo por qué habría que dañar un árbol.
Sin embargo la historia de Mytting va mucho más allá de ese bosque. Se interna en el pueblo también presentando pecados que no se purgan y culpas que quedan al descubierto por una guerra ya pasada o un secreto oculto. Con ello el autor consigue dejar un rastro profundamente humano en todos ellos, incluso tierno en muchos momentos, y convierte la historia en algo cercano para el lector.
Los dieciséis árboles del Somme me ha parecido una gran lectura. Uno de esos libros que se leen con calma, dejándose impregnar por las sensaciones, los olores y sonidos que desprenden sus páginas. Me ha gustado. Empiezo bien el año.
Y vosotros, ¿sois de los que desconfiáis de un único éxito hasta que leéis la siguiente novela del autor, o ni os fijáis en esas cosas?
Gracias.