1—Rayuela, de Julio. Porque es Cortázar. Porque sucede en París, y un poco en Buenos Aires. Pero, sobre todo, porque me enseñó una manera nueva, fascinante y a corsé quitado de entender la literatura.
2–La Odisea, de Homero. Porque llega un momento en que uno se da cuenta de que toda historia es la historia de un viaje, y todos los viajes son éste. Holden Caufield es Odiseo. El cónsul Firmin es Odiseo. El conde de Montecristo es Odiseo. Don Quijote es Odiseo. David Copperfield es Odiseo. Ethan Edwards, el personaje que interpreta John Wayne en The Searchers es Odiseo. Bill Munny, el personaje que interpreta Clint Eastwood en The Unforgiven es Odiseo. Leopold Bloom es Odiseo, por supuesto. Y Ulises Requena, el protagonista de mi segunda novela publicada (pero la primera que escribí en mi vida) es,evidentemente, Odiseo.
3—Los miserables, de Víctor. Porque es una novela bigger tan life, que se merecía ser una ópera, más que un musical de Broadway. Porque es una novela excesiva que rebosa por todas partes. Excesiva en páginas. Excesiva en melodrama. Excesiva en descripciones, situaciones, vicisitudes, drama histórico, tragedia griega, folletín tremebundo. Porque vaya personajes: por el obispo Myriel, por Jean Valljean, por Fantine, por Cosette, por Gavroche, por Éponine… hasta por el comisario Javert.
4—El largo adiós, de Raymond. Por esos diálogos tan Chandler. Porque quisiera ser como Philip Marlowe, y tener un amigo como Therry Lennox. Porque es una novela que, siempre que la leo, me da ganas de escribir. Me pasa con todas las de Chandler, pero con ésta más.
5—Anna Karenina, del conde Lev. Por el gran alma rusa. Por el gran alma de Tolstoi. Por el gran amor de Anna. Por ese inicio: “Todas las familias felices se parecen. En cambio, cada familia infeliz lo es a su manera”.
6—Últimas tardes con Teresa, de Juan. Porque Barcelona es una de esas ciudades que es más que una ciudad, es un estado de ánimo. Y porque nadie ha plasmado en prosa ese estado de ánimo con mejor poética que Marsé.
7—El extranjero, de Albert. Porque no se puede expresar más con menos en tan poco espacio. Por el abismo al que te hace mirar. Porque es una novela pequeña y perfecta como un diamante milimétricamente tallado en todas y cada una de sus aristas. Porque Camus es mejor que Sartre, cien veces (y no estoy diciendo que Sartre sea malo, que no lo es).
8—Así habló Zarathustra, de Friedrich comosellame. Porque es un libro poético y provocador que te obliga a pensar y que puedes leer cientos de veces sin aburrirte y disfrutando, todas las veces, de su prosa magnífica y su sutil inteligencia. Por el superhombre, que no es Superman y Hitler no tenía ni puta idea de lo que era.
9—La vuelta al día en ochenta mundos, de Julio. Porque véase 1. Por Jules Verne, que no está representado en esta lista y lo merece. Porque Cortázar es demasiado Cortázar para conformarse con uno solo de sus libros, pero si pusiera todos los que de él considero imprescindibles se me iba media lista (ahí va: Historias de cronopios y de famas, El perseguidor y otros relatos, Un tal Lucas.
10—En la carretera, de Jack. Porque con Kerouac me pasalo mismo que con Chandler: leerlo me da ganas de escribir. Porque yo también quisiera poner un rollo de papel en el carrete y darle a la tecla sin preocuparme de nada más. Porque cada vez que lo leo siento que Jack me está hablando a mí, sentado al otro lado de la mesa y tomando una cerveza a morro. Porque no es literatura, es mecanografía. Magnífica mecanografía.