…tan solo, tan triste…
Alguno pensaría que estamos hablando de alguien atormentado, otros, más avezados en la novela policíaca, pensarían en la tristeza épica de algún policía escandinavo y no puede quitársele la razón. Es muy cierto que los nórdicos no se caracterizan por ser precisamente la alegría de la huerta. También hay abundantes ejemplos de policías solitarios y tristes, pero nada comparable al paisaje escandinavo en invierno, ¿o no?
Y si encima les dijera que la acción transcurre en Sevilla. Ya hay algo en ese binomio de tristeza y de la ciudad sureña que no termina por cuadrar. Es verdad que en la ciudad hispalense puede existir gente sola y también triste, aunque eso ya es más difícil. Pero ambas acepciones chirrían, no encajan o al menos a mí no lo hacen.
vivir en un lugar deshabitado, medio poblado a medio hacerPor momentos he llegado a pensar ¿qué hace un policía sueco en Sevilla? Pero claro ni el protagonista es sueco ni nada similar, simplemente es un personaje literario más de la ya dilatada carrera de Pérez Domínguez. No es un protagonista redondo sino que posee múltiples aristas, le falta algo, no está completamente cuajado y su carácter y personalidad minan la trama policial que es fundamental dentro de la novela. Me parece que personaje y trabajo no encajan, son piezas de un lego que no terminan de ensamblar a la perfección. Siento la impresión de que primero se diseñó la trama y luego el personaje y de ahí esa sensación.Más aún cuando la trama es buena, se arranca desde la investigación de un suicidio y se termina… mejor me lo ahorro, pero les puedo asegurar que es destacable la manera que se ha organizado toda la ficción y los jalones que posee están perfectamente colocados. Mucho gira en torno a la culpa, existiendo un punto en el que se comparan hechos antiguos con la mentalidad moderna y el chirrido entre usos antiguos y los actuales chirría tanto que nos hace pensar el lugar a donde hemos llegado, sin duda es un punto de desarrollo humano mucho más elevado.La trama se mueve entre los rescoldos de la profunda crisis que ha sufrido y sufre el país. El paisaje de urbanizaciones medio vacías es un escenario que retrata la realidad actual de nuestro momento económico y da esa sensación, muy bien trabajada por el autor, de vivir en un lugar deshabitado, medio poblado a medio hacer en suma.Los personajes que jalonan esa destrucción llamada crisis no podían ser más convincentes, desde el arreglatodo de una constructora hasta el propio dueño de esa empresa, que con tres pinceladas son retratados con maestría. Sin duda tranquiliza que sean ya figuras del pasado, aunque amenacen con volver.Pérez Domínguez tiene mucho arte como dirían en su tierra, más aún para desarrollar tramas y personajes, sin duda el desarrollo de los mismos ha sido muy acertado aunque me siga chirriando el del protagonista, inspector Gallardo, pero el desarrollo que hace de él es interesante, en especial me ha parecido meritorio los cambios en la relación con su hija.Novela interesante, con un escenario aún más interesante y una trama sugerente, sin duda una obra para recomendar que no defraudará ni a los lectores habituales de obras policiales como a los que se acercan con menor frecuencia a ellas.Alianza, 2016Compra en Casa del LibroSergio Torrijos