Como ya saben los que llevan un tiempo acompañándonos, no solo de fotografías se nutre este blog, pues también de cuadros podemos conocer el pasado ya desaparecido de la ciudad de Sevilla.
Hoy lo haremos a partir de un conjunto de dípticos que alberga el Museo Nacional del Prado, en Madrid...
Son 42 maravillosas pinturas en su mayoría del pintor Pérez Villaamil, donde descubrimos edificios, monumentos y paisajes ya desaparecidos de ciudades como Córdoba, Sevilla o Toledo. De Sevilla tenemos varios cuadros, de la Plaza de la Paja, de la Catedral, de los molinos de Alcala de Guadaíra, etc...Pero son dos en concreto los que vamos a rescatar por ser los mas peculiares...
Ahí lo tienen, La Parroquia de Omniun Santorum y la Puerta del Arenal. Recordemos que son cuadros del 1830-1845 y por lo tanto retrataban elementos aun existentes en la época.
Empezamos por la Parroquia de Omniun Santorum, donde encontramos una cantidad de matices y detalles ya desaparecidos que nos hacen sumergirnos en una Sevilla que parece inventada...
Dos son los detalles que nos llaman poderosamente la atención, el primero lo encontramos adosado a la Parroquia y son las antiguas dependencias destinadas al Parroco de la iglesia, donde ademas se encontraban depositados los registros de todos los vecinos nacidos y fallecidos durante mas de 400 años. Ese pequeño edificio desapareció en los incendios producidos antes y durante la Guerra Civil...
El segundo detalle deduzco, por que no lo se con toda certeza, que debe de ser la entrada al compás se abría ante el Palacio de los Marqueses de la Algaba.
De lo que el pintor reflejo haya por 1835 a lo que nos queda hoy en día, hay bastante diferencia, dando gracias a que aun este en pie el Templo y que no fuese derribado tras su incendio...
Seguimos con el segundo cuadro y para mi el de mayor interés, pues de este si que no queda absolutamente nada en pie. Hablamos de la Puerta del Arenal...
Creo que de todos los grabados o reproducciones que se conocen, es el que mejor sin duda alguna refleja la monumentalidad y grandiosidad de la obra. Como diría mi abuela que en paz descanse, que deo me corto que no me duela, y que Puerta les digo que no me guste, pero es que estamos ante una de las joyas mas valiosas derribada a mi humilde manera de ver.
Observen la cantidad de detalles en su decoración, o las ropas y sombreros de los personajes de la épocas aquí capturados. Una maravilla que al menos se conserven cuadros como este, por que sino poco legado dejaríamos en la memoria de legiones venideras...
Museo Nacional del Prado