Revista Educación

Los discos del Ché Guevara

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Los discos del Ché Guevara

15 diciembre 2013 por JLeoncioG

Esta semana he leído un twitt muy gracioso. Quién lo había redactado (¿se puede redactar en 140 caracteres?) decía: Odio a la gente que lleva camisetas del Ché Guevara cuando no han escuchado un disco suyo en la puta vida. Está claro que el tuitero lo escribió con sorna, y algo de mala leche. Pero su sarcasmo no deja de ser muy real.

Fotografía de Ernesto Guevara perteneciente a Alberto Korda

Fotografía de Ernesto Guevara perteneciente a Alberto Korda

Hace muchos años, en el servicio militar (sí yo hice el servicio militar: soy viejuno) un compañero tatuaba a otro con la famosa foto en blanco y negro de Alberto Korda, en la que Ernesto Guevara mira hacia un punto en ningún lado. Le pregunté a quien estaba recibiendo, en forma de miles de punzadas tínticas, qué le parecía lo que había hecho, cómo había actuado en vida, los principios que había defendido, aquel señor con boina que le dibujaban imperecederamente en su omóplato. Y me contestó, tan sincero que me dieron ganas de calzarle una hostia bien dada, que no tenía ni idea, pero que “el dibujo era guapísimo”. Luego me enteré que aquel cabo era hijo, hermano y nieto de guardias civiles, y me alegré bastante de que el tatuaje le iba a quedar oculto tras la camisilla, porque por un momento vislumbré el “rebencazo” que, a su llegada a Valladolid para unos días de permiso, le iba a meter su padre cuando lo viera. O no.

Foto de Nelson Mandela  obtenida de wikipedia.org

Foto de Nelson Mandela obtenida de wikipedia.org

Nelson Mandela, el primer presidente electo de Sudáfrica tras el Aparheid, murió hace algunos días. Ya estaba mayor el hombre, y digamos, su vida no fue un camino de rosas, entre otras cosas por pasar más de 40 años en una prisión de Robben Island, con todo lo que eso conlleva. Pues bien, las redes sociales se han convertido estos días en un escaparate de la cara de Madiba (así lo llamaban en su tribu, no es el segundo apellido) por cientos y cientos de personas que cuelgan en sus muros mensajes y fotos del libertador del pueblo sudafricano. Me temo que, de esta manera tan simplona y no por haber sido estudiado en los institutos, Mandela va por el camino de la idolatría, lo mismo que ocurrió con el Ché, Jimi Hendrix, o los Ramones (de éstos ni siquiera sus caras sino el emblema de su grupo, que sale en las camisetas de cualquier moderno que se precie).

En las sociedades es importante que haya mitos, faros que indiquen principios y tracen caminos, siempre ha sido así. Pero me da que en esta nuestra, la de la modernidad líquida, esos faros se reducen a linternas o lámparillas de burdel cuando es la estética o la moda las que hacen que esas figuras emerjan en este vacío maremagnum que es la sociedad actual. Si no, explíquenme como es posible que en esos muros publicitarios de las profundas  ideas de sus propietarios lo mismo aparece Mandela hoy, que Paulo Coelho mañana.

O somos la caña de cultos, o hemos escuchado miles de LP de toda esta gente “famosa”. Y ahora me voy a hacer un tatuaje con la cara de Justin Bieber.


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