Revista Asia
Ayer cuando fui a Paju para observar de cerca como era la frontera entre las dos Coreas para escribir un reportaje que estará en la plataforma de contenidos Neupic en breve, vi una mezcla de melancolía y tranquilidad. Parecía que no había esa tensión en una zona donde hace más de 60 años está separado y que se convirtió en un punto de indicación para los conocidos del efecto de la Guerra Fría. Pero 12 horas después de marcharme de aquel lugar, los intercambios de disparos por parte de las dos partes como medida de "precaución" ocurrieron apenas a unos kilómetros de esa ciudad. Pausa. Disparos. Pausa. Disparos. Según los testigos, eso es lo que ocurría.
Diez minutos de ruidos que muchos no querrán oír para no revivir los horrores de la guerra fueron suficientes para pedir parte de los residentes de Paju y turistas que estaban para ver la zona desmilitarizada que el conflicto se pare. Después de esa breve tensión máxima, la tranquilidad otra vez ha vuelto a la zona pero sin la certeza de saber si eso era algo indefinido. Desgraciadamente este tipo de noticias sigue caso omiso por la gran parte de los ciudadanos en Seúl y parece no preocuparse demasiado del tema. Y el gobierno trata de dar un mensaje tranquilizador y optimista con la reunificación que ellos creen que pueden aproximarse a corto plazo. ¿A que estamos jugando? ¿Un mensaje tranquilo como alternativa cuando a decenas de kilómetros más hacia arriba siguen los disparos de forma momentánea? Puede ser que la trasmisión de aquel tipo de mensaje que da el gobierno actual es que más moleste al régimen norcoreano para que incite a la provocación. Yo abogo por esta hipótesis aunque puede haber otras muchas más. El diario de Corea del Norte