Revista Comunicación

Los efectos de la sordera personal y organizacional

Publicado el 01 febrero 2011 por Lmartinl71
El ser humano dispone de una boca para hablar y dos orejas – el doble – no para oír, sino para escuchar. Estadisticamente por estudios se ratifica que de las siguientes funciones que realizamos a diario, leer, escribir, hablar y oír, el 80% de las veces la dedicamos a esta última. Centrándonos en lo que oímos, el 50% se pierde; y del otro 50% comprendemos la mitad un 25%. Es una lástima y es uno de los problemas que nos acechan y se acentúan tanto en el entorno personal como dentro de las empresas.
Hay una sordera generalizada, que impide nuestro facultamiento, se produce una pérdida de comunicación, y nuestro yo personal se resiente, la parte emocional, mientras que nuestro ego se enaltece coge el timón, y hace a su antojo.
La falta de esa escucha activa, hace que se pierda o se falte al respeto, hace que se pierdan o se enfríen relaciones, disminuye la capacidad de conocimiento, se dificultad la generación de ideas, destruye lealtades o fidelidades.
Por ello, dichos efectos torpedean la cultura si es que hubiere de su existencia, desvirtúa la empatía, degenera la sinergia, produce ceguera y sordera organizativa así como en el terreno personal minimiza nuestra valía, asunción de conocimiento y desarrollo profesional.
¿Lo han visto? ¿Lo han experimentado? ¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Y sus consecuencias? ¿Afecta realmente o es fruto de mi imaginación? Se produce una serie de problemas agudos que de no tomar cartas en el asunto se tornarán a crónicos e insalvables.
Cambiemos el rumbo. David Schwartz señala que “la gente grande monopoliza  el proceso auditivo. La pequeña el habla”. Por otra parte si miramos a la historia todos los grandes aprendices son grandes oyentes, así como cuando a nivel personal o de organización hacemos oídos sordos las consecuencias son mentes cerradas de su individuos y pérdida de principios y valores en la empresa.
Por tanto, empecemos a tomar conciencia – experimentemos – y dejemos de hablar y prestemos más atención a nuestro entorno auditivo con la escucha sincera, para comprender primero antes de ser comprendidos. Concentrémonos en mirar al que habla, prestemos atención; por favor no interrumpamos, dejemos que la otra persona termine de expresar sus pensamientos, ideas, emociones y sus puntos de vista. Escuche lo que dicen y lo que no dicen. Escuche las cosas que les atemoriza o los hiere. Por favor, deje de enjuiciar a la persona que tienen enfrente (solamente de juzgar hágalo consigo mismo) y hable con franquezas para evitar malentendidos.
En el plano de la organización, que es un colectivo de personas, el éxito de los negocio estriba en el trabajo de dichas personas, su comunicación y sus relaciones. Si existe una falta de entendimiento, no se logrará nada y la empresa en el fondo desaparecerá. Por tanto, no hay nada que le genera más beneficios a una empresa que el invertir en entender a las personas. Las personas tenemos unos deseos, de ser escuchados, de ser respetados y ser comprendidos.
Dejemos de lado la palabra yo y tomemos el enfoque en el nosotros; seamos agradecidos y perdonemos. Y preguntémonos sin miedos a la persona que tengamos en frente, de forma sincera ¿Cuál es tu opinión?
No hace falta por tanto que vayamos al otorrino para que nos quite y nos desaloje los tapones de nuestros oídos, solamente tomemos la sana costumbre de escuchar, desarrollemos nuestras destrezas auditivas y bajo mi punto de vista y modestia, todo nos irá mucho mejor. Probemos.

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