Todo es posible con un buen efecto especial, fórmula que en algún momento adoptarán los gobiernos o las iglesias.
Los Efectos Especiales son peligrosos para el cine, ya que ostentan un deseo de reemplazar la realidad por un grupo de computadores y expertos en arte (también quiero ver lo real en la pantalla grande). Es decir, en vez de ir a grabar en Africa, mejor reemplazar los fondos por escenas digitales. Tal como en “Tron Legacy”, se reemplazó la edad de un actor por un computador, pasando prácticamente desapercibido para los que ignoraban ese dato. No era una persona real, sino un personaje digital. Aunque el calco es el humano, a mi parecer no es lo mismo. El objetivo de la tecnología es hacernos más fácil la vida, pero no al punto de reemplazarla. Se puede caer en un digitalismo excesivo y no necesario, ya que esta tecnología también posee un costo elevado.Cuando un actor graba adentro de un estudio protegido del frío y del viento, pero digitalmente sale en un glaciar, no sólo está actuando, nos está mintiendo y nos hace creer que está congelado, hecho que aleja un poco el talento y acerca la comodidad. ¿Será mejor la interpretación si graba en la locación que corresponde y no en un estudio?. Para mi tiene mucho que ver, ya que la película que hace un esfuerzo adicional tiene más mérito que aquella que prefiere el camino con atajos. Las nuevas ediciones de “Star Wars” que vimos hace unos años en lo personal no me gustaron. No tenían el alma de las primeras, en las que los efectos eran más arcaicos, pero por alguna razón el film tenía una personalidad propia. Respiraba de principio a final, era querible y recordable. Una de las cualidades que el cine no debe perder es la de sorprender. Tal como lo hizo “Avatar” en su momento y otros grandes films, los efectos especiales deben rodearse también de argumentos. Una mezcla precisa de realidad con ciencia ficción, un equilibrio entre el ojo del director y el del director de efectos especiales. Entretención, pero de calidad. En ese sentido Hollywood ha sido una talentosa escuela, pero a ratos repetitiva. La misma fórmula de éxito se prueba más de una vez, tal como los capítulos de Dr. House. Hace un tiempo, era fanático de esta serie, hoy, me bastan sólo unos minutos para entender por qué los productores darán por terminadas las emisiones. Salvo muy pocos capítulos, la plantilla es la misma. Un paciente con una enfermedad extraña, en las que las tormentas de ideas prueban todas las alternativas de remedios hasta que House da en el clavo.Hace muchos años nos conformábamos y celebrábamos éste tipo de efectos. Lo único que espero es que el cine no pierda la capacidad de sorprendernos.
Tal vez por el nombre (“Batalla Naval”), la película no me llamó la atención cuando la vi en cartelera. Pedí referencias a través de Twitter y fueron positivas, lo que gratamente pude comprobar viéndola. La mezcla de rock con extraterrestres, más buenos efectos y la fórmula probada de Hollywood, me entretuvieron y me mantuvieron pegado a la pantalla por casi 2 horas. Sin grandes intenciones de estatuillas, cumple con el objetivo fundamental del cine: Entretener.
publicado el 06 septiembre a las 00:08
yo quiero aprender todo eso esta genial¡¡¡¡¡¡