Si todos reducimos el consumo de carne conseguiremos reducir también el impacto de nuestra alimentación sobre el medio ambiente además de ganar salud.
La carne, en especial la roja, es bien conocida por sus efectos nocivos para la salud. Su consumo habitual puede causar serios problemas intestinales.
Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Boston en Estados Unidos, el consumo excesivo de carne roja puede causar una inflamación del intestino conocida como diverticulitis.
La flora intestinal se deteriora.
Según los expertos, comer carne roja no transformada de forma habitual puede perturbar la flora intestinal y generar una zona inflamada. La divertuculitis puede dar paso a una peritonitis, una inflamación más grave que requiere hospitalización.
La diverticulitis es responsable de 210.000 ingresos hospitalarios anuales en Estados Unidos.
El estudio, realizado desde 1985 hasta 2012, se basó en un seguimiento médico de 46.000 hombres, a quienes se les realizó un análisis de los hábitos alimentarios.
En 26 años, 764 participantes desarrollaron diverticulitis.
Analizando a un 20% de los que consumían más carne roja con otro 20% de los que la consumían menos, se constató que las personas que la habían consumido en mayor cantidad y más asiduamente tenían un 58% más de posibilidades de padecer verticulitis.
Un reciente experiencia clínica entre población de Gran Bretaña desveló que el riesgo de paceder diverticulitis era un 31% menor entre vegetarianos o veganos comparado con consumidores de carne.
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