Los embudos infinitos

Que suerte, somos unos grandes afortunados por haber nacido en este país y estar rodeados por gente tan honrada, generosa, solidaria y, sobre todo justa. Somos todos muy afortunados y es de agradecer la colaboración desinteresada de toda esa gente, de la que muchos somos afortunados beneficiarios. Esa solidaridad, honradez y justicia por la que tienes que dar dos o tres vueltas más con el coche porque uno pensando, obviamente, en los demás ha dejado su coche atravesado ocupando dos o tres aparcamientos; ya se sabe esos minutos iniciales de parada  que después se convierten casi siempre en horas, para desgracia de los demás, no del protagonista.

Esa generosidad de ese funcionario que pide que protestes con él cuando le congelan el sueldo y que hasta entonces te ha tratado como un auténtico trapo cuando has tenido la desgracia de necesitar realizar alguna gestión con él. Esa humildad y empatía de ese empleado de buen puesto de cualquier empresa que cuando tienes que ir a solucionar algún problema grave y te tiene que atender tiene la osadía de hacer bromas, solidarias claro, con sus compañeros mientras tú asistes al espectáculo hundido en la miseria. Esa generosidad que tiene aquel que encuentra una cartera que no es suya y la desvalija y la tira a la papelera o como mucho se la devuelve al propietario con el carnet de identidad, como mucho.

En estos días toda esa gente solidaria, justa, honrada y jueces “benévolos y comprensivos” ha decidido reunirse, como otras muchas veces, para dar una patada en las narices al delincuente, al que nos roba y al que nos estafa; ha decidido que todos nos reunamos alrededor de las sedes del PP que son, según ellos, los auténticos culpables de la situación que estamos atravesando en nuestro país.

Claro que cuando les preguntas por actos que afectan a los suyos, y es que en España tenemos la “suerte” de que todos los partidos hayan sido salpicados por corrupción, te contestan que no es lo mismo, claro. No es lo mismo porque para empezar esos que han cometido esos delitos ya son de los suyos. No es lo mismo por la cifra, cuando lo más importante es el hecho. No es lo mismo porque protestar contra los suyos sería,  seguramente, protestar contra el que a su vez te manda ir a protestar. No es lo mismo porque a ellos no les da la gana.

Pues mientras “no sea lo mismo” hay mucha gente “completamente insolidaria” como yo con la que no van a contar. Mientras sean sólo jueces parciales va a ir de su mano cualquier borrego que quiera ir, porque yo no iré. Mientras que los “justos” sigan cometiendo la injusticia de hacer pagar a unos lo que perdonan a otros, ya pueden ir ellos solitos; aunque a mi después me sigan llamando facha, tonto, borrego o me pidan que lea más. Mientras se siga basando todo en la ley del embudo con la parte estrecha para los mismos siempre por mi ya os pueden dar, jueces parciales.