En este mar de malas noticias en que se ha convertido la cotidianidad cobra mayor interés el compromiso que miles de extremeños tomaron para defender su tierra. Se iba a construir una refinería de petróleo en el corazón de una de las tierras más fértiles de toda Europa. El proyecto llegaba con la soberbia propia de las imposiciones del poder político y económico local. Pero triunfó la democracia.
El emperador estaba desnudo. Así han titulado el libro que ha publicado la Plataforma Refinería No de la comarca Tierra de Barros y (adyacentes) de Extremadura (Spain). Es la crónica de la lucha ciudadana contra una refinería petrolífera que iba a hacerse tierra adentro, a más de 200 kilómetros del puerto marítimo más cercano. Tras cerca de diez años de compromiso social y ecológico el Ministerio de Medioambiente denegó el permiso al proyecto.
Quienes lo impulsaban eran Alfonso Gallardo, el empresario extremeño más poderoso y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente (ya ex) del Gobierno de Extremadura.
Muchas veces pensamos que nada puede hacerse cuando proyectos desarrollistas de este estilo vienen avalados así, por una parte que pone el dinero y otra que esgrime la fuerza de “sus” votos para “democratizarlo”.
De fondo claro, el chantaje de los “puestos de trabajo” a crear (como si trabajar fuera sólo estar cada cual en su puesto).
Lo que este movimiento ha demostrado es que la democracia sólo reside en las urnas un día cada cuatro años, el resto del tiempo se ha de construir entre quienes la desean.
Y eso es el libro, más de 400 páginas que cuentan la historia mediante cientos de imágenes y muchos documentos, algunos no publicados hasta la fecha. Todo en riguroso orden cronológico que ayuda a saborear la victoria.
Tuve la ocasión de participar de la fiesta. En 2007, se publicó el libro Conspiraciones tóxicas. Cómo atentan contra nuestra salud y el medioambiente los grupos empresariales. En él mostraba mi investigación sobre las connivencias entre el poder económico y el político que impulsaban tamaño proyecto especulativo. Disfruté en las dos conferencias que di en la zona (una de ellas en el salón de actos del Consistorio de Villafranca de los Barros lleno de calor humano). Publiqué en numerosas ocasiones en este blog sobre el particular.
Intenté buscar grietas en el muro desinformativo que se construyó para que la ciudadanía no reaccionase. Aún recuerdo una reunión en la sede del diario El País con uno de los jefes. Yo llevaba el libro para ver si querían publicar un anticipo. Con toda tranquilidad, mi interlocutor me preguntó si había algo que pudiera comprometerles. Le dije la verdad, en Extremadura existía algo similar a la censura sobre el tema desarrollada por medios de comunicación cercanos al diario de Prisa. La respuesta fue:
“pues no tenemos por costumbre tirar piedras contra nuestro tejado…”.
También fue muy graciosa otra frase que pronunció el compa:
“los libros son para eso, para dar caña”.
Los periódicos debe de ser que se llenan de letras para servir a los intereses de sus propietarios.
Anécdotas aparte, el movimiento impulsado por la Plataforma Refinería No ha marcado un hito en Extremadura y sin duda es un reflejo en el que verse en estos tiempos en los que nos estamos cuestionando todo, por fin.