Auténtico especialista en la serie B cinematográfica, Brett Piper se confiesa influido sobre todo por King Kong y Harryhausen. Debutó dirigiendo y produciendo Mysterious Planet (1982), en la que una nave se estrella en un planeta lleno de monstruos, incluidos una especie de plesiosaurio bicéfalo con antenas y caracola de ammonites o reptiles alados, aunque afortunadamente también hay una curandera en bikini.
Dos escenas de Mysterious Planet
Luego dirigió la postapocalíptica A Nymphoid Barbarian in Dinosaur Hell (1990), que narra la historia de Léa, la última mujer, que debe sobrevivir en un mundo al que el desastre nuclear ha devuelto al Mesozoico –escribió una secuela pero no se rodó- o Dinosaur Babes (1996), en la que una tribu de guerreras de la selva adoran a un tiranosaurio al que ofrecen en sacrificio enemigas capturadas.
También diseñó los dinosaurios de los lanzamientos en video Bikini Girls on Dinosaur Planet (2005, William Hellfire), en la que dos alienígenas viajan a la Tierra prehistórica donde los dinosaurios conviven con trogloditas lesbianas, Kinky Kong (2006, John Bacchus), versión erótica del clásico de Obie en la que el gorila gigante lucha una vez más con un terópodos, She-Rex (2009, Brett Kelly), en la que volvemos a ver a una tribu de féminas adorar a un tiranosurio, o Jurassic Prey (2015, Mark Polonia), donde una serie de delincuentes se refugian en una cabaña ignorantes de que un dinosaurio les espera en los alrededores para hacer justicia por su cuenta.