En julio de 2008, antes de la caída de Lehman y cuando arreciaba la mayor de las crisis financieras de que se tenga memoria, Jean-Claude Trichet, cabeza del Banco Central Europeo, cometió el primero de los errores que ha emprendido en el manejo de esta crisis, ayudando a profundizarla aún más: subió las tasas de interés. Como la única preocupación del Banco Central Europeo es el control de la inflación, Trichet actuó para contrarrestar el incremento en el precio del petróleo que por esos días llegaba a los 145 dólares el barril. El alza en las tasas de interés buscaba presionar los precios a la baja. Pero la decisión fue bastante poco oportuna pues la crisis ya estaba en marcha (comenzó en julio de 2007 con el estallido de la crisis subprime) y el crecimiento europeo comenzaba a tambalearse y a los dos meses la economía mundial se derrumbaba por completo y la inflación desaparecía del horizonte.
Lea el artículo en El Blog SalmónUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización