Revista Espiritualidad

Los errores de la comunicación

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA

En una Era que suele describirse como la “Era de la Comunicación” donde los medios de difusión han alcanzado un nivel tecnológico sin precedentes, se han realizado cientos de estudios sobre la fisiología, la neurología y la psicología del lenguaje y la comunicación, parecemos estar más aislados que nunca.
Vivimos rodeados de una serie de estructuras y preconceptos que nos “impermeabilizan” contra “el Otro”.
¿Cuáles son los impermeabilizantes más comunes?
La Falta de claridad en el Discurso: En un mundo que se maneja mucho más allá del límite de velocidad hay que decir algo, y sobre todo hay que decirlo rápido. Desde el discurso empresarial, académico e incluso publicitario se nos conmina a una mente ágil, asertiva, elocuente, informada y dispuesta las 24 horas. No podemos ni imaginar siquiera una escena en la que nos quedemos en blanco o en la que nos atrevamos a decir…”No se, en este momento no lo puedo evaluar.”
Es como el sueño en el que uno aparece desnudo en un trasporte público… Acá esta nuestra mente inferior al descubierto, ahora todos van a saber que no somos brillantes!!!

El proverbio árabe nunca fue más necesario como en estos días…

“Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir.”

Es en esta supuesta agilidad mental que se basan los errores más comunes de la comunicación.

Digamos siempre lo que queremos decir, cuando lo queremos decir y como lo queremos decir, para eso la pregunta clave es PARA QUÉ.
No es muy útil preguntar el por qué de las cosas porque es muy fácil que se cuelen en él subjetividades, (porque yo quiero, porque es lo que siento, porque me gusta; nada de eso suele ser muy clarificante)
En cambio es un hecho casi indiscutible que si somos honestos en nuestro razonamiento el PARA QUÉ definirá claramente si algo debe ser dicho y en caso de ser así bajo que condiciones.

Los Juicios Previos de Valor: Increíblemente aún solemos juzgar a los demás a primera vista sin mediar ni siquiera un intento de conocerlo (y no me estoy refiriendo a temas de intuición, que aún así deberá ser confirmada, me refiero a que miramos la ropa, la tez, el comportamiento y nos creemos perfectamente capaces de decir quién es doctor, verdulero, artista o secretario).
Y como si esto fuera poco de acuerdo al veredicto previo (PRE-JUICIO) al que hayamos arribado le quitamos al otro todo derecho de rectificación o descargo.

Las Suposiciones: Nuestro cerebro cuenta con un mecanismo de contingencia tanto fisiológico como psicológico que en psicología específicamente se llama CONSISTENCIA. En términos muy simples se trata de que el cerebro “completa” las piezas de información RESTANTES de un plante o una situación; y no lo hace gratuitamente, lo hace como un mecanismos de manejo del Stress, el cerebro simplemente No Puede tener “Piezas Sueltas” porque eso quita estado de Realidad, nuestra realidad percibida es un conjunto de cosas, pautas y situaciones sólidas que nos provocan seguridad sin importar que tan “Reales” sean de hecho.
En el plano fisiológico intervienen varios neurotransmisores y la dinámica de la amígdala, y el mecanismo es más primitivo aún, se remite a los tiempos en que la falta de información sobre una situación o individuo determinado sencillamente podía costarnos la vida.
Este contexto inicial da origen a la SUPOSICIÓN “lo que el sordo no oye lo compone…”, una respuesta directa creada para reducir los niveles de stress. Se completa el cuadro de realidad, mediante el cuál se saca una conclusión y se vuelve al estado de “Paz”. El Flujo de neurotransmisores cambia y obtenemos claras sensaciones de placer.
Y acá esta el problema… SE NOS HIZO UN VICIO.
Suponemos porque es más fácil, es más cómodo, otorga respuestas más satisfactorias, genera menos angustia, sostiene las zonas de Comodidad; y lo hacemos con tanta liviandad que tendemos a excluir al otro. Lo tenemos enfrente pero preferimos suponerlo a preguntarle y que nos responda algo que no queremos oír. De hecho preferimos que nos supongan antes de hacernos cargo de una actitud nuestra o tomar la responsabilidad de una idea o acción.
Así siempre vamos a tener las dos muletillas todo terreno:
“Pero yo como iba a saber que era esto y no lo otro…” (Claro si no te lo quise preguntar)
“Yo jamás te dije tal cosa…”(Yo lo di a entender no más, el resto corrió por tu cuenta).
Hoy en día no hay ninguna razón para la Suposición que no sea la de querer hablar pero no comunicarse.
Las Personalizaciones: Tenemos un GRAVÍSIMO problema de ego. Todo lo que pasa en el planeta pasa por nosotros, contra nosotros, a favor de nosotros, para nosotros.
Solemos tomarnos todo (pero todo eh?) personalmente. Alguien nos mira mal en el subte y no es porque esta con su típico mal humor de la mañana, es porque la tiene en contra nuestras. ¿CÓMO?! si ni siquiera nos conoce.
Llevamos la personalización a terrenos rayanos en lo ridículo… y metidos en lo ridículo también; justamente cuando debería ser al contrario. aún cuando el otro se este refiriendo específicamente a nosotros es muy probable que no sea para nosotros. No nos olvidemos que cada uno de nosotros percibe la realidad en el espejo de la memoria, todo lo que “la realidad” nos revela está teñido de recuerdos, improntas y circunstancias EXCLUSIVAMENTE nuestras que le dan coloratura. Así aún cuando se refiera a nosotros lo hará desde su color de realidad o, dicho en otras palabras, desde un planeta en el cual nosotros ni existimos.

HAY UNA COMUNICACIÓN MÁS REAL EN EL SILENCIO DE UNA MIRADA QUE EN EL RUGIR DE MILES DE PALABRAS.

(Si te interesa este tema te recomiendo que leas el libro “LOS CUATRO ACUERDOS”)

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