Foto de portada por: International Monetary Fund
Ahora resulta que el FMI reconoce que sus previsiones han sido erróneas. Las medidas obligadas a tomar a los países GIPSI (Grecia, Italia, Portugal, España, Irlanda) estaban equivocadas. Se suponía que por cada euro que el gobierno de uno de estos países recortaba costaría a su economía 0,50 euros. Y resulta que el coste se ha triplicado, pues por cada euro, se empobrece el país en 1,5 euros.
Total que los recortes, según el FMI –también lo venían prediciendo algunos economistas como Juan Torres, Viçens Navarro o Alberto Garzón, entre otros- han sido un fiasco que no han hecho sino empobrecer a esos países, sin poder recortar el déficit, a pesar de los sacrificios.
En resumen, se trata de un “error minúsculo”, se han triplicado los efectos adversos previstos. Imaginémonos qué hubiera pasado si cualquier trabajador comete un error de esta magnitud. Pues nada, a estos tipos no les pasa nada. Se equivocan con unas consecuencias terribles, se han cargado un país como Grecia y han dejado temblando a otros cuatro con sus medidas y, sin embargo, no pasa nada.
Resulta que una de las patas de la Troika, reconoce ese error y todo sigue igual. No parece que haya correcciones a la vista, ni que nadie pida cuenta a estos chapuceros. Al revés, todo sigue igual y no hay nada más que escuchar a la Sra. Merkel para saber que no se piensa cambiar nada.

Mientras, nuestros queridos gobernantes tampoco dicen ni pío, no piden explicaciones, después de habernos hundido en la miseria, y parecen dispuestos a seguir por la senda de esa austeridad que tanto daño nos ha hecho.
¿Por qué? ¿Por qué no les ocurre nada a estos entes que tanto han hecho para destrozar los países GIPSI? y ¿Por qué no se empiezan a tomar medidas distintas que activen la economía?
Al primer porqué sólo se me ocurre una respuesta: estas instituciones estaban obligando a profundizar en la doctrina de la austeridad a los países del sur, a conciencia de que sabían lo que ocurriría, o sea estaban cometiendo prevaricación. El porqué de esta prevaricación viene contestado al responder al segundo porqué.
Y no se toman medidas distintas porque no interesa. En primer lugar, es muy bonito que mientras que los países afectados se estén financiando por encima de un 5%, Alemania lo haga con una tasa negativa. Además, es mucho más bonito sustituir la mano de obra barata y esclavista que hoy se encuentra en China y que, por su propio crecimiento, dejará de serlo a medio plazo, por una mano de obra barata que esté en la misma Europa, controlada y sin tener que recurrir a otros países con intereses competitivos. Dentro de Europa, Alemania, Francia y otros países nórdicos están encontrando ya, una mano de obra barata en el sur que les proporcionará grandes beneficios sin moverse del continente (el aumento del paro provoca bajada de salarios y mayor precariedad).
Por eso, al FIM y a los otros entes financieros que nos están aplastando no les interesa cambiar la política de ajustes. Se están financiando gratis o con tasas negativas, mientras que nuestro gobierno sigue interesado porque ellos y los suyos entrarán a formar parte de la élite intermediaria entre las grandes potencias europeas y la mano de obra barata del país. Cada día somos más una colonia alemana y la casi total pérdida de soberanía puede venir con el próximo rescate de nuestro país que, casi con toda seguridad, llegará este año.
Así es que las medidas tomadas no son un error, sino que están siendo tomadas a conciencia para hacer en Europa una clara división, la Europa del primer mundo, rica y desarrollada, y la del sur, mano de obra barata que proveerá de productos a la del norte. De ahí que todos sigan insistiendo en lo que hoy más que nunca se sabe que beneficia a unos a costa de los otros, la jaculatoria: “hay que reducir el déficit”, que como hoy reconoce el FMI, aunque sea con la boca chica, es imposible tomando sólo medidas de austeridad y actuando sobre los gastos en vez de los ingresos.
Salud y República