Revista Coaching

Los errores más comunes de los coaches

Por Juan Carlos Valda @grandespymes


Los errores más comunes de los coaches

Todas las personas tienen a cometer errores, lo importante es aprender de ellos para evitar repetirlos de nuevo. Conoce cuáles son los más comunes en este campo.

A pesar de la experiencia que pueda tener un coaching empresarial, siempre está expuesto a cometer errores, sobre todo porque su labor está estrechamente relacionada con el trabajo de los líderes. En otras palabras, si el coaching comete una equivocación, ésta puede verse reflejada en los resultados del empresario y por tanto de la empresa.

Cometer errores no significa que eres un coach malo, al contrario, te da la oportunidad de mejorar tus puntos débiles. Como todo trabajo, el coach es un proceso de aprendizaje y una parte de este proceso es desarrollar la capacidad de admitir y abrazar cuando te equivocas.

Por ello, resulta importante que quienes ejercen este trabajo sean capaces de reconocer, aceptar y aprender de tus “errores” para disminuir las posibilidades de que se repitan. Habrá errores, es humano, la clave está en la respuesta.

Tomar el rol de director

El trabajo de un coach no es tomar decisiones en una empresa, sino guiar a quien las tome para reducir la cantidad de errores; contar con una segunda opinión (sugerir, señalar, orientar) y ayudar a que éste, progresivamente, vaya reduciendo su dependencia.

Sería una equivocación que tratara de resolver problemas o que determinara cuáles son los objetivos que se han de marcar.

No poner en práctica sus propios consejos

La mejor manera de enseñar a otros es mostrarlo con la propia conducta. De esta forma se comunica coherencia y credibilidad. No es preciso que el coach sea una persona perfecta, que lo sepa todo, pero sí que manifieste con hechos que cree firmemente en aquello que propone.

Impaciente

Los coaches deben establecer un patrón de crecimiento que permita obtener resultados en su justo tiempo. Los problemas no se resuelven de manera automática, necesitan un tiempo prudente. Esto debe ser comunicado a la empresa, y por supuesto, tenerlo claro él mismo cada vez que inicia procesos con clientes nuevos.

No compartir intuiciones
 

La intuición es uno de los mejores elementos que puede entregar un coach durante su trabajo. Su experiencia, le permite ver más allá de lo que ven otros. Sin embargo, la mayoría de éstos esperan demasiado tiempo para compartir estas sensaciones, porque no quieren equivocarse o desviar al cliente innecesariamente. Lo ideal es que construyas la clase de relación en que puedas compartir este tipo de sensaciones.

Actuar como juez

Dar sermones y hacer juicios, no forma parte del trabajo de un coach. Esto sería desnaturalizar su labor y, además, provocaría desconfianza y rechazo por parte del empresario.

Actuar como psicólogo
 

Coaching no es sinónimo de psicología. Por lo tanto, estos profesionales no son terapeutas, ni se topan con ciertas áreas llamadas condiciones psicológicas diagnosticables, que incluyen: drogadicción, depresión, paranoia, esquizofrenia o desordenes de personalidad.

Tratar con incoacheables

Existe un gran número de empresarios que simplemente no están dispuestos a cambiar su manera de hacer las cosas. Éstos son conocidos como “incoacheables”. Quizás se trata de personas con muchas cualidades positivas, tanto en lo personal como para las empresas, pero que simplemente -en ese momento- no están preparadas para un proceso de coaching.

Actuar de la misma manera con todos los clientes

No todos los coaches son ni necesitan ser camaleones, pero es importante personalizar tu modo de actuar, según las necesidades de cada cliente. Ciertamente, mantendrás tu propio estilo especial, pero utilizarás las herramientas, conceptos, distinciones, estrategias y consejos que más beneficiarán a tu cliente. Algunos coach caen en la trampa de “yo soy así; tómalo o déjalo”. Mantén una actitud abierta.

Crear dependencias desmedidas

Siempre los procesos iniciados por el coach deben concluir una vez que el ejecutivo o la empresa eliminan su dependencia. Si la mayoría de tus clientes te llaman de manera reiterada cada vez que das por concluida una relación, denota debilidad en este punto.

Arrogancia

La arrogancia no beneficia nada al proceso de coaching. Un coach debe comportarse como lo que es: un proveedor de servicios en la empresa, y no una persona que está por sobre las demás. Mantener la humildad es esencial.

Fuente http://www.altonivel.com.mx/9183-los-errores-mas-comunes-de-los-coaches.html



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