Ya estuvo bueno de escribir cositas lindas, reflexiones personales y temillas sabor leche condensada. Volvamos un poco a ese desmadre que nos caracteriza.
Hoy quiero hablarles de cómo la vida se ve diferente a través de los ojos de los niños. Quizás- si me insiste- muy diferente. Todo es novedoso, todo debe tener un por que narrado, todo se asimila una y otra vez sin siquiera adormecer al buen sentido del asombro.
Será que son tantos años de recibir información que cuando uno llega ser adulto le vale un reverendo pepino el porque de las cosas, si el cielo es azul -cuestión que tuve que estudiar recientemente para explicárselo a mi sobrino- y por decir algo, porque demonios existen los maniquíes.
Paseaba hoy por esa tienda departamental muy conocida “El Corte Español” (debo aclarar que para todo turista extranjero llevar una bolsa de este sitio es sinónimo de clase, de buen gusto y de ser viajero ; para los locales es un palacio del mal gusto, del mal trato y de los precios excesivos). Ahí estaba yo- intentando dormir a la pequeña bestia dándole una y otra vez al carrito para que con la dulce voz del megáfono y las ofertas ante la crisis cayera en un sueño pesado al estilo Bella Durmiente y no se levantará hasta que la crisis se fuera. Como esto no fue posible- ni una ni otra cavilación- pues desistí.
Aprovechando que estábamos en la zona de ropa de deportes decidí que era necesario adjudicarme unas zapatillas nuevas. Las veinte que tengo en el armario no corren por si solas. Necesito unas que me inspiren. Estaba revisando una y otra vez de cerca las zapatillas cuando una vocecita- de esas dulces, melodiosas, deseosa de saber- me sorprendió al preguntarle a su madre:
- Mamá ¿para que sirven los maniquíes?
-Para vestirlos y que luzcan la ropa más bonita así tú al verla desearás lo que traen puesto.
- Mamá ¿por que son tan feos?
- Es una buena pregunta hijo. No lo sé.
- Mamá ¿por que tienen las tetas así? ¿Es por el aire acondicionado?
No pude parar de reír. La madre tampoco y solamente le confirmo al pequeño voyeurista que en efecto, la razón era por el frío.
Hace siglos que no reparaba en un maniquí. ¡Que feos son los desgraciados! Es el ser más anacrónico que existe. Con toda la tecnología que existe, el Iphone version 5, la pantalla retina, el IPAD, la tercera dimensión, todo el visual merchandising que existe, el escaparatismo y demás leches ¿qué ha pasado con los maniquíes? ¿Por que nadie les ha dado un giro?
En los ochentas hubo una película que a mi en lo personal me flipaba por que era un chaval que se enamoraba de un maniquí. ¿La recuerdan? “Me enamoré de un Maniquí“- el lema de la peli era que “cuando ella cobra vida cualquier cosa puede suceder”. Un lema interesante.
Las mujeres no reparamos en los maniquíes mucho. Solemos pedirle a la dependienta “¿tiene el modelo que está en el escaparate en unas cuantas tallas más?” ya que no es de extrañar que al no ingerir nada tengan un cuerpazo de esos que les queda todo. Aunque si alguna vez es testigo de que una prenda se le vea mal al maniquí definitivamente ni lo intente en su cuerpo. Es nocivo para la salud.
Quizás sea que por que no reparamos demasiado, los maniquíes hombres que se ven en las tiendas mas allá de ser musculosos deportistas son “normalitos sin cabeza”- como los de carne y hueso
Bueno al punto. Revisando catálogos pude comprobar que hay para todos los gustos: color piel, cromados, sexy, en posición romántica, con cabeza, sin cabeza, deportista, color piel, africanos, tallas grandes, con cara dibujada, la versión familia, los niños. Es escalofriante. No obstante, a pesar de la variedad- por que de haberla hay- no encontré ninguna evolución, ningún detalle de tecnología para quitarles ese olor a naftalina de ropero de abuela.
Y en eso, por arte de magia ya sabe usted como es de ingenioso y mañoso San Googlé me aparece la foto de un maniquí perfecto. Vamos que le tuve que dar click por que hasta se parecía a Britney Spears.
Si, sí, sí. Lo que usted está pensando. Los único maniquiés monos, guapos y bastante reales NO están hechos para vender ropita, si no todo lo contrario. Están hechos para vender amor. Otra historia escalofriante.
Si lo que yo buscaba eran avances tecnológicos en la producción de maniquíes pues temo confesarles que los encontré. Ni más ni menos que en una fábrica de muñecas sexuales.
Sólo pude poner esta chica por que a pesar de su “pechonalidad” está vestida de una manera decente. Hay cada cosita que miedo da.
Ahora bien, permítame ser niña de nuevo y preguntar: ¿porqué no ponen este tipo de maniquíes en las tiendas?
Si se molestan en hacer caras feas y pezones excitados por que no molestarse en algo estéticamente mas placentero de ver.
Los escaparates son para las mujeres y los maniquíes para los hombres. “Cuando ella cobra vida cualquier cosa puede suceder”…