Tal vez no exista una isla más literaria que Sicilia, tierra que dio auténticos genioscomo Verga, De Roberto y Pirandello. Más cerca en el tiempo tenemos a Lampedusa,Brancati, Sciascia, Bufaldino, Consolo, Camilleri.Los escritoressicilianos representan “etapas” estimulantes de un viaje por Sicilia. Hablan dela isla, de sus lugares especiales y de las sensaciones personales.
Andrea Camilleri: la isla imaginariaLa Sicilia deCamilleri es una tierra imaginaria: Vigata, el pueblo en donde tienen lugargran parte de las investigaciones del comisario Montalbano y la capital de laprovincia, Montelusa, son nombres de fantasía. Pero no es una fantasíaabstracta, pues contiene los sabores y humores de una Sicilia concreta.Camilleri haconfesado que Vigata representa Porto Empedocle, su ciudad natal; mientrasMontelusa, nombre “robado” a Luigi Pirandello, es Agrigento.
Estatua de Sciascia, en Racalmuto
Leonardo Sciascia: una tierra difícil de entenderSegún Sciascia “contradictoria y extrema” es lanaturaleza de los sicilianos; “una tierradifícil de gobernar, porque es difícil de entender”, es su visión deSicilia.Sus novelas sonamargas apologías de la corrupción del poder; su narrativa lo ha llevado, aveces, a enfrentar la cuestión de la mafia. El centro de su mundoserá siempre Racalmuto, su pueblo natal en la provincia de Agrigento. Filtradapor la nostalgia y el recuerdo, la Sicilia de Sciascia es tierra áspera y de “zolfare”(su padre había sido empleado en una mina de azufre) y Racalmuto encarna laSicilia del silencio, en donde “se amamás callar que hablar”.Gesualdo Bufalino: el ardiente sol del barrocoLa Sicilia deBufalino es natural, sacra, dividida entre la luz y el luto, hecha de verdesaltiplanos delineados por los muros “a secco” (piedras superpuestas sin ningúnmaterial de unión) y punteados por los grandes “carrubos” (algarroba). Paisajetípico de la provincia de Ragusa, junto a las ciudades barrocas que lo coronan,ciudades que “no oprimen al hombre, sinoque lo exaltan, haciéndolo protagonista”.