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Los escritores y la minoría simbólica

Publicado el 17 febrero 2017 por Edvalroj

Quizás estás leyendo esta entrada porque te escandalizó la imagen, pero aquella categorización corresponde a lo que algunos escritores asumen que es diversidad en sus libros: incluir a un personaje "minoría" para no parecer misógino, racista, xenófobo, homófobo, islamófobo, etc., Por eso y nada más.

Los escritores y la minoría simbólica

Te lo pondré más claro con un ejemplo hipotético. Sucede cuando en tu libro sobre adolescentes incluyes a un chico negro en la misma clase de los personajes principales o protagonistas. Quizás te sientes bien y piensas que Piper Valca no podrá señalarte con su dedo cimarrón porque no eres excluyente, pues al fin y al cabo estás reflejando tu pensamiento liberal... ¡Hay un chico negro! En el momento en que analizamos la participación de ese chico en el libro vemos que sus intervenciones se centran en situaciones estereotipadas. Lo describes como el mejor jugador de baloncesto y no faltan las graciosas muletillas, pero más allá de llenar un hueco que tú creías necesitar, ese personaje no aporta absolutamente nada a la historia.

Pero no solo ocurre con los personajes negros, la participación simbólica suele presentarse con cualquier personaje considerado minoría frente al hombre blanco heterosexual: negros, latinos, asiáticos, judíos, musulmanes, LGTB, mujeres, obesos y personas con discapacidad, entre otros.

Recordemos que, aunque en muchos países o ciudades las mujeres superan en número a los hombres, son consideradas minoría en virtud de poseer menos poder y oportunidades en la sociedad que sus homólogos. Hablamos de ausencia de políticas de igualdad, de escasa representación en diferentes contextos y de inferioridad a causa del status y no por envergadura numérica. Un ejemplo de cómo esta definición es aplicable en cualquier otro grupo fue el Apartheid en Sudáfrica , donde concluimos que la condición de minoría de un grupo en términos de potencia no es el mero producto de ser una minoría numérica. Por lo tanto, también es deducible que las minorías étnicas, raciales, sexuales e incluso religiosas, poseen una doble vulnerabilidad: numérica y de oportunidad.

Vamos, Piper, si el personaje negro que juega baloncesto en mi libro es un personaje secundario.

Está bien, persuasivo escritor de novelas adolescentes. Iremos al grano.

La participación simbólica en la literatura es hacer un esfuerzo superficial por incluir personajes pertenecientes a los grupos considerados minoritarios con el simple objetivo de dar la apariencia de igualdad religiosa, racial, sexual, etc., en tus historias. La mayoría de las veces los escritores lo hacen con los siguientes propósitos:

-Brindar personajes con los cuales el lector pueda identificarse

-Enfatizar problemas raciales, sexuales, religiosos, etc., en la trama

-Tener carta abierta para las bromas, chistes y comentarios relacionados con las minorías sin problema.

-Intentar mostrar respeto por la diversidad.

-Reflejar la representación demográfica de una zona específica

-Salir airoso con el tema de la diversidad.

Independiente de las razones, introducir a estos personajes es contraproducente, pues los lectores los huelen a kilómetros y saben que están allí por rellenar o por cumplir con estereotipos. O sino que lo diga la encuesta de Rafael de la Rosa sobre personajes LGTB.

Encontrar un personaje simbólico no es nada difícil, solo debemos detallar ciertos aspectos:

-A pesar de que aparece con frecuencia, pocas veces posee un trasfondo definido y si lo tiene es uno estereotipado.

-Casi nunca se equivoca y es un ejemplo entre los personajes con el fin de hacer ver de forma positiva a esa minoría.
-A pesar de no ser personaje principal posee tantas cualidades que lo hace parecer superior.

-Sus intervenciones, si es que lo hace, son para soltar muletillas o frases típicas de la minoría.

-No pueden haber más de dos negros, gays, obesos, discapacitados o musulmanes, y si aparecen tendrán que estar relacionados o uno de los dos debe abandonar la historia.

-Su aparición, en ocasiones, va en contra de las características demográficas. Como un estudiante asiático y uno musulmán en un colegio colombiano y en el mismo salón. Y si aparece en la historia no hay una explicación del por qué.

-No posee una personalidad establecida sino que va al lado de la trama principal dotando de "diversidad" la historia.

-Rodea al personaje principal y le ayuda a sobresalir. Parece que no tiene una vida propia.

-Cuando se dirigen a él es para tratar algún tema relacionado con su grupo racial, religioso, social, sexual.

-El hecho de que sea una minoría no provoca ningún cambio en la historia. Cualquier personaje podría haber cumplido con su labor sin necesidad de pertenecer a uno de esos grupos.

-A pesar de que los demás personajes avanzan y se desarrollan, independiente de si son principales o secundarios, el personaje simbólico no lo hace.

-La caracterización que le da el escritor está basado en sus condiciones (físicas, sexuales, religiosas) por encima de otros detalles, caso contrario ocurre con los demás.

-Te das cuenta de que el escritor te está mostrando a un personaje y no a una persona.

-A leguas es un personaje forzado.

¿Y qué personajes hacen parte del grupo de minorías simbólicas?

Los escritores y la minoría simbólica

Es tan conocido y antiguo el concepto que el chico negro de la serie South Park se llama Token, que en español significa símbolo. Es demasiado común que dan ganas de vomitar.

Creo que la mayoría vio alguna vez Smallville y recordarán a Pete, el personaje negro y la primera persona fuera de los Kent que supo de los poderes del kriptoniano. ¿Alguno tiene presente algo importante de ese personaje además de que era el chico negro de la serie? Para reforzar el concepto, este chico Pete abandonó la serie y no generó ningún efecto.

Los personajes negros, más que cualquier otra minoría, están basados en estereotipos. Si no me crees te invito a echar un vistazo a esta explicación sobre los principales estereotipos de personajes negros . El subtipo del negro simbólico es el personaje Mejor Amigo Negro.

Hace un tiempo lo dije, no hay nada más racista que querer salir airoso de una conversación sobre discriminación diciendo que se tiene un amigo negro.

Este tipo de personaje lo incluye el escritor con tres funciones específicas:

1.No parecer racista por incluir a un personaje que parece ser principal.

2.Aunque supuestamente tiene una vida propia, toda gira alrededor del personaje blanco y por ende el papel del mejor amigo negro es ayudarlo a salir adelante, aconsejarlo, maximizarlo y darle profundidad.

3.Otorgarle al personaje blanco mejores cualidades: "míralo, este personaje no es racista ni rechaza a nadie por su color de piel, en cambio, andan juntos hacia todos lados". Si lo vemos mejor, el personaje mejor amigo negro camina hacia donde vaya el personaje blanco.

Como cualquier símbolo nos damos cuenta de que no tiene familia ni otros amigos negros, y si los tiene, estos nunca son relevantes para la historia. Además, cumple con el papel territorial de ser el único negro en la escuela, ciudad y territorio o el universo.

El mejor amigo negro, al igual que cualquier otro personaje simbólico, más que un orgullo es un grito de frustración que expresa la falta de personajes principales de esta minoría, como hablé en una de las primeras entradas del blog hace unos años titulada el negro como protagonista en la literatura .

Antes de continuar, aunque nadie podrá quitarle el primer puesto, el papel de mejor amigo negro se ha ampliado a mejor amigo indio, mejor amigo asiático, mejor amigo latino y mejor amigo gordo. En general, cualquier etnia o situación que recalque las cualidades del personaje blanco principal puede cumplir ese papel.

Muy relacionado a El principio pitufina, con la única y mínima diferencia de que, en el principio, la mujer puede llegar a poseer una personalidad establecida entre el grupo de hombres. Nuestra mujer simbólica no. Solo está allí para que el escritor no parezca machista ante el lector. Punto. No aporta, no crece, no se desarrolla, no sobresale entre los hombres y no tiene vida propia. Está a merced de sus muchos compañeros hombres. Esta imagen en la literatura y los medios nos hace pensar que la proporción entre hombres y mujeres es inmensa, cuando ocurre lo contrario. Incluso me atrevo a decir que en algunos territorios hay más mujeres que hombres.

La mujer simbólica solo adquiere alguito de falso carácter cuando el escritor decide introducir a otra mujer simbólica en el grupo, con lo que genera un "drama entre mujeres simbólicas por el territorio". Aunque logra llamar la atención no hay desarrollo ni crecimiento, solo espectáculo machista momentáneo, pues tarde que temprano el equilibrio regresa.

Creo que la lucha por alcanzar la visibilización real de la mujer es larga, pero conozco a muchos amigos que se esfuerzan día a día por lograr la igualdad que los medios sociales y le cultura se niegan a abandonar. ¡Bien por ellos!

Es la nueva sensación entre los escritores: introducir un chico gay, una lesbiana, un transexual o un bisexual solo porque está de moda. Como he dicho, uno solo. O sino pregúntale a Enerio Dima sobre cuántas veces ha tenido que soportar eso de que incluir a más de un personaje gay es recargar una historia. Esta minoría es el nuevo accesorio que no puede faltar. Siempre vendrá a cenar una tía lesbiana y se llamará Claire, que es liberal porque es gay y, aunque no es regla, tiene una pareja. Como es de esperarse, no posee más allá de su papel como tía preferida, visitante ocasional o tema de conversación.

Un ejemplo de este personaje simbólico es Wallace Wells, en Scott Pilgrim contra el mundo. El único dato curioso del chico es que es homosexual. De resto no deja de aparecerse con frases como "Soy muy caliente" y similares. ¿Algo más que tener en cuenta del chico? Que es un experto en seducir a otros chicos que no "eran" gays.

También puede ocurrir cuando el escritor se da cuenta de que tiene demasiados gays hombres, con lo que introduce a una lesbiana solo para demostrar inclusión.

Personaje que estará explícitamente definido por su religión u origen. Este personaje puede pasar desapercibido. Miento, pasa desapercibido y solo interviene cuando debe aclarar algún chascarrillo relacionado con sus creencias, como comer carne, celebrar la navidad o el Bar Mitzvah. El resto del tiempo te pone a pensar si su función pudo haber sido cumplida por cualquier otro personaje. ¿Y su familia? Si es que al escritor le apetece mostrarla, serán extremadamente devotos y ridiculizados.

Aunque la obesidad no pertenece a ninguno de los grupos minoritarios que he mencionado, lo nombro porque la mayoría de los escritores lo incluyen para una razón: enfatizar la flacura del personaje principal. El personaje obeso casi nunca tiene una función más allá de aparecer comiendo. Eso sí, es una persona especial, linda y amable que debe soportar la humillación del resto de la sociedad. Su trasfondo es la gordura, su meta es luchar contra la gordura pero nunca lo logrará, pues el escritor debe hacer mano de esta característica para darle forma, de lo contrario se queda sin personaje. ¿Nunca han creado a un personaje solo porque su sobrepeso es útil para la historia y no porque tenga una historia como tal?

Este personaje simbólico se ganó su lugar gracias a esta entrada de Pablo Ferradas , que hasta la fecha no he podido sacarme de la cabeza. Las personas con discapacidad, aunque la sociedad intente borrarlas, hacen parte de nosotros y su lucha, menos visible que otras, debe ser apoyada hasta el cansancio. Son una minoría activa que demuestra la capacidad del ser humano para superar las adversidades. En nuestras aventuras de ciencia ficción, parece que discapacidad significa credibilidad científica. Stephen Hawking es la muestra de que se puede salir adelante con una discapacidad, pero los escritores llegamos al extremo de generalizar, convirtiendo a este personaje en símbolo de superación. ¿Vida romántica? ¿Metas? ¿Hobby? ¿A quién le importa? Necesitamos a ese personaje que nos haga quedar bien con esta minoría.

¿La conciencia no te permite continuar sin tener a una mujer y a un negro? Fácil, una mujer negra soluciona todos tus problemas. La combinación es infinita: negro judío, gay negro, mujer musulmana, mujer discapacitada. Y si estás de mente abierta puedes lograr tripleta: mujer negra discapacitada. O ir al extremo: mujer negra, obesa, discapacitada, judía y lesbiana.

Esta variante es humillante, más si el resto del reparto es amplio en hombres blancos heterosexuales. Además, el personaje que carga dos o más minorías confirma su condición de ser simbólico ante el lector.

Aunque las mujeres que nombraré a continuación no son simbólicas sino que cumplen funciones importantes, sirven para ejemplificar mi argumento de cómo los autores pueden "cumplir" con la diversidad por agache: en La Torre Oscura, de Stephen King, está Susannah Dean. El personaje es una mujer negra, le faltan las piernas y sufre de trastorno de personalidad múltiple, mientras que en Anatomía de Grey vemos a la doctora Cristina Yang, coreana, judía vuelta al ateísmo y disléxica.

Los escritores y la minoría simbólica

¿Necesitas que tu personaje negro mejor amigo inicie una relación pero no sabes cómo abordar el tema porque te incomodan las relaciones interraciales? Otra fácil, que se consiga a una hembra negra. Métela sin miedo, que no será más que otro personaje simbólico y eureka. Tommy Nigger ya ha evolucionado con Queen James como novia. Si sirve de algo esta relación, no importa.

La visibilidad real (sin prejuicios, estereotipos ni discriminación) de las minorías en los medios de comunicación, especialmente en la literatura, es de gran importancia para el logro de una imagen positiva en nosotros mismos. Un ejemplo de ello es que el único personaje negro con el que pude sentirme identificado durante mi niñez no estaba en ningún libro sino en la televisión. ¡Su nombre es Mr T! ¡Sí, el de Team A! ¡No me juzguen, es que era el único hombre negro que había fuera de mi vida cotidiana!

Estoy seguro de que si realizamos una encuesta sobre los efectos de la literatura de ciencia ficción y fantasía en la formación de la autoestima, concluiremos que los mayores afectados son las niñas blancas y negras, los niños negros, los niños obesos, los niños discapacitados, y todos los que hacen parte de las minorías. ¿Por qué razón? Los niños blancos encuentran un sinfín de personajes hombres blancos heterosexuales con los cuales identificarse tanto en la literatura como en los programas de televisión, cine, portadas de los libros y hasta en los comerciales. Con regularidad estos son personajes positivos. Caso contrario sucede con los personajes minoritarios... ¿O acaso inundan las librerías? ¿Y los que encontramos, qué mensaje envían a la sociedad? ¿Redimen la figura del hombre y mujer negra? ¿Exaltan la importancia de la mujer en la sociedad como persona igual? ¿Respetan las diferencias étnicas, sexuales? ¿Atacan la humillación y persecución por ser diferentes?

Para terminar, querido escritor/guionista/editor/lector, la representación simbólica no significa igualdad o diversidad, solo es un mecanismo para reprimir la protesta; mostrar un falso orgullo carente de poder social, y calmar los ánimos de los Piper Valca, las Rocío Vega y todos los que enfrentamos este problema, haciendo creer que se están ganando espacios cuando solo es una excusa para perpetuar los modelos de discriminación acomodada.
Mi consejo final es que tomes tus historias y, con ojo agudo, identifiques a estas minorías simbólicas. Aún tienes tiempo de tomar las correcciones que necesites.
Qué te parece este tema? Cuéntame de tu experiencia o si conoces alguna novela que tenga minorías simbólicas...


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