Parece que el apetito por el riesgo ha vuelto a las familias españolas. Según datos del Banco de España, al cierre del primer trimestre, las familias poseían 131.500 millones de euros en acciones, lo que significa un 23% más que el año anterior.
Según las mismas fuentes, en los dos primeros trimestres del año, las adquisiciones netas de acciones por parte de las familias sumaron casi 17.000 millones de euros, la mayor cantidad invertida en 6 años.
Cuando esta noticia me salta a la cara, me vienen a la mente varias preguntas ¿Estamos empezando a darnos cuenta del potencial de la bolsa? O por el contrario ¿Llegamos tarde a la fiesta, como casi siempre?
Si hablamos de las compras de primeros de año y aguantaron el tirón bajista, podríamos decir que por ejemplo en el BBVA, podrían haber tenido unas plusvalías de un 25%, suponiendo que vendieran en máximos, que también es suponer. Si por el contrario buscaron un producto referenciado al IBEX 35, la rentabilidad habría sido de un 15%, más o menos.
Pero obviamos que por el camino se han dejado otro tanto, o sea que tuvieron que estar con rentabilidades negativas, que para lo que es el inversor medio, es difícil de creer.
Pienso, a riesgo de equivocarme, que la mayoría de la gente entra al calor de las noticias y cuando los medios de comunicación nos dicen que la bolsa va bien, pero cuando todos los días nos dicen lo que cae la bolsa, nadie se acerca.
No hay que obviar un hecho: las rentabilidades por los depósitos bancarios son una pena. Tener dinero en el banco es casi una ruina y no es de extrañar que algunos se decidan por la renta variable española.
Una recomendación, que por manida no deja de ser cierta: compra cuando todos venden, vende cuando todos compran.
Estoy esperando para comprar.
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