El voto es fundamental en los sistemas de organización democrática. Es un derecho y debemos ejercerlo. Es una manera directa de expresar nuestras opiniones e inconformidades. Votar es una de las decisiones más importantes para un ciudadano, por ello debemos ser conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos al ejercer el voto.
Si al votar brindamos nuestro apoyo a una propuesta o a un candidato, hemos de valorar la importancia que tiene este hecho, pues radica en que es un recurso que define los caminos a seguir por parte de una comunidad. Por eso cuestionarnos sobre las necesidades y deseos que tenemos es indispensable para partir de ahí en una investigación sobre cual partido o propuesta es la mejor opción para la situación actual del país. Y esto no significa necesariamente ser de un partido político concreto, más bien es un acto de participación ciudadana que ejercemos de acuerdo a nuestros ideales y en beneficio de la sociedad que conformamos.
Es esencial contar con una información veraz sobre las verdaderas propuestas que ofrecen los partidos y reflexionar sobre lo que nos conviene más, y por descontado votar por quien creamos representa la mejor opción. Así es como ejercemos nuestros derechos, y así es como nos aseguramos de que nadie decida por nosotros. Otra cuestión que deberíamos tener en cuenta a la hora de decidir es conocer la verdadera naturaleza de los candidatos, de esta manera conoceremos más su perfil y sabremos si logrará cumplir sus propuestas o nos está mintiendo sin rubor alguno a la cara.
Desde que el presidente del gobierno anunciara el adelanto electoral, nos han llegado mensajes de todo tipo, muchos de ellos engañosos buscando abiertamente y sin escrúpulos someter al pueblo a situaciones totalitarias y antidemocráticas, otros sinceros y dirigidos a lograr el progreso real del país. Por eso es tan importante que mantengamos una idónea información política y que usemos correctamente nuestra capacidad de pensamiento crítico, de esta manera los manipuladores, quizás tengan más difícil inocular sus mentiras. Un pueblo bien informado es un pueblo capaz. Pensemos en la estrategia de la derecha, esa falaz patraña que minimiza sus propios abusos y desmanes, y que no es otra que la del miedo.
¿Qué buscan con esto? Muy sencillo, desencantar al votante de izquierdas, desmovilizarlo. Ellos saben que sus votantes lo tienen claro, y como decía Alfonso Guerra, aunque pongan de candidato a una cabra van a votarla, como si les fuera la vida en ello. Todos tenemos en la memoria esa imagen de las monjas llevando a los ancianos ante las urnas, algunos hasta con alzhéimer, con el voto bien preparado por ellas mismas. La derecha es una piña a la hora de reaccionar para conseguir sus propósitos.
Pero en esta ocasión lo tienen algo más difícil. Acabado el bipartidismo el voto conservador está muy dividido. Si bien es cierto que en el fondo tanto los programas electorales como las inquietudes políticas o sociales de Vox, Ciudadanos y PP, son prácticamente las mismas; privatizar, repulsa a lo público, patriotismo y nacionalismo desmedido, Cataluña, inmigrantes, y por supuesto, la izquierda marxista-leninista que quiere acabar con España; no olvidemos las corridas de toros, la caza, el machismo y la misoginia; y las mujeres en casa y calladas.
Por todas estas razones, si queremos una España justa que respete los Derechos Humanos, la democracia y la pluralidad, una España decente, laica y progresista, tenemos que ser conscientes de que esta vez nuestro voto es más necesario que nunca, pues de lo contrario las tres extremas derechas conseguirán el poder. Hagamos que triunfe la democracia, acudamos a votar, no le regalemos a la derecha eso que tanto ansían, nuestra desidia.
Hoy más que nunca, el precio de no votar es un retroceso de consecuencias nefastas. Es legitimar el “arriba España” de esa alianza de la plaza de Colón. Una triple alianza que desprecia el Estado del Bienestar.
Lo importante en definitiva es que cada español elija con completa libertad las propuestas que desea que lo representen, que no dejen de hacerlo, para que así el resultado, cuando menos, refleje con la mayor fiabilidad posible la voluntad de los ciudadanos de este país. En esto consiste la verdadera democracia.