Los estrellados: Porteros madridistas

El compañero Alberto y yo damos el pistoletazo de salida a una peculiar nueva sección en el blog: ‘Los estrellados’. O lo que es lo mismo, haremos un repaso de los bluffs más importantes de los dos grandes de nuestro fútbol, Madrid y Barça. No descartamos ampliar la sección a otros equipos o incluir otros contenidos que nos propongáis. Todo lo que aportéis será como siempre bienvenido.

Empezaremos por la Casa Blanca, un auténtico vivero de petardazos. Dadas las dificultades de elección entre tanto tarugo, hemos optado por conceder tres premios a modo de podio olímpico. Las medallas de bronce, plata y oro determinarán el orden de importancia del bluff. Cabe decir que nuestro particular cásting se nutre de jugadores de la era contemporánea, por razones obvias. Esperemos que disfruten con el escarnio.

Allá va el cajón de los cancerberos. Felinos metas que no marcaron época en el Madrid, precisamente:

(Bronce) Cañizares: Eterno suplente por castigo divino. Siempre a la sombra de Buyo en el Madrid y de Zubizarreta en la Selección. El principio del fin de Buyo y un buen año cedido en el Celta parecían situarle en la titularidad de Chamartín cuando, a última hora, Capello fichó a Illgner y Cañete siguió chupando banquillo en la 96-97. Luego, ya saben, se fue al Valencia y marcó una época mientras Casillas empezó a hacer lo propio en el Madrid. Para el recuerdo, su absurda lesión con el bote de colonia en Corea y Japón ’2002 y sus cambios de peinado, a cual peor. A modo de curiosidad, para los que duden, comentar que se pintaba las uñas de los pies. Estupor total.

(Plata) Dudek: No parecía la mejor opción que un polaco (nótese la fina ironía fruto de años de formación en colegios de pago) defendiera la meta blanca. Y no lo era. No olía bien su llegada, como así lo refrendaba su nariz torcida. Sin ánimo de ofender, en chándal y sin arreglar, parecía un rumano llegado para robar cobre. Vino como suplentón de lujo para Iker avalado por una trayectoria difusa: Buena etapa en el Feyenoord y discutible etapa en el Liverpool, adornada, eso sí, por su decisiva actuación en los penaltis de Estambul ’2005. En el Madrid, gracias a Dios, jugó poco. Lo poco que jugó dejó mucho que desear. Sumó minutos en Copa generando el temor entre el madridismo. Cada minuto que pasaba sin que le batieran le servía para prolongar un añito su cómodo contrato y su plácida vida madrileña. Bochornoso el amor que le profesó el Bernabéu en su despedida. No hay como caer en gracia.

(Oro) Bizarri: Destacó en Racing de Avellaneda y fichó por el Madrid en mal momento. Se le abría una ventana en el Madrid con el fin de la etapa de Illgner pero se le cerraba la puerta con la aparición de Casillas. Bizarri nunca puso en práctica eso de llegar al lugar idóneo en el momento oportuno. En Argentina o Valladolid vivió grandes etapas. Incluso un año fue elegido mejor portero del Calcio mientras militaba en el Catania, poco después de bajar a Segunda con el Nástic de Tarragona en la 2006-2007. Pero no se engañen: en el Madrid se las comía dobladas y fue más famoso por estornudar y cantar que por parar. Cómo le vería el cuerpo técnico blanco para relegar al bueno de Bizarri al banquillo y apostar por un canterano imberbe llamado Casillas… Nefasto.