Si bien la semana pasada era un desafío para el cinéfilo, encontrar un título entre tanto bueno proyecto a la vista (dicho con pinzas, la experiencia nos ha demostrado que ni siquiera un apellido como Eastwood es sinónimo de tener una buena película entre manos, si no es él quien la dirige, o que por mucho que queramos ser Tarantino, Quentin sólo hay uno y a RZA lo encontramos en la calle), el próximo viernes no nos encontramos con unas opciones menos despreciables, porque aunque haya menor número de estrenos, los hay de gran interés, si nos fijamos.
Para empezar podríamos resaltar ‘Invasor’, aunque sólo sea por volver a tener a Calparsoro tras las cámaras queriéndonos contar algo. Director sugerente e impactante, más en aquellos comienzos de ‘Salto al vacío’ y ‘A ciegas’ que en ‘Ausentes’ (no por ello menos interesante esta última) y con la capacidad de crear un cine tensionado y argumentalmente frenético para que aceleremos a su ritmo en intrigas con un oscuro delirio de cine local y extremo. Si no os parece suficiente, Antonio de la Torre y Karra Elejalde bordan interpretaciones al unísono y el guíon, basado en una novela de Fernando Marías no es ni mucho menos blando.
Si tenéis pequeños o si gustáis aún de los galos del cómic, dos estrenos os servirá para pasar el fin de semana entretenido. ‘El origen de los guardianes’ es una película de aventuras y cuentos que pone un pie fuera del tiesto de la animación cómica y bate una lanza por un género con poco uso dentro de del género. Algo así como ‘La liga de los hombres extraordinarios’ pero en versión infantil. ‘Asterix y Obelix’, esta vez al servicio de su majestad es tal vez la más floja de la saga y ni siquiera los brazacos de Gerard Depardieu podrán mantener un interés muy adulto en el film.
‘El capital’ viene a engrosar la lista de títulos interesantes, en un momento de rabiosa actualidad política y social con una trama dramática en torno a la obtención de riqueza y poder, a los métodos y una praxis excepcional de dirección por parte de Costa-Gavras. Gad Elmaleh ofrece una interpretación solemne y ecuánime a su personaje, sin olvidar a Gabriel Byrne siempre insolentemente sobrio y comedido.
El espectáculo visual que ofrece ‘La vida de Pi’, acertado uso del 3D incluido es también un buen reclamo para acudir al cine. También su notable esfuerzo por transformar una historia tan compleja (una genial novela de Yann Martel, espiritual epopeya épica de un devenir personal y filosófico) es algo a destacar en su propuesta, tal vez subyugada su exposición dramática frente a su explosión sensorial en pantalla.
Ang Lee, polifacético, concienzudo y notablemente habilidoso para exprimir sensibilidad sin restar credibilidad o interés a sus historias, improvisa (nada) una fantasía sobresaliente de nítida verborrea visual.