Por Felipe de J. Pérez Cruz (1)
Los días 13 y 14 de mayo sesionó en el Instituto de Historia de Cuba, el IV Taller Historia de la Revolución Cubana. A cinco años de iniciar dentro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) en la capital cubana, una labor destinada a estimular la investigación de nuestra más reciente historia, la nueva reunión de estudios nos estimula a realizar el recuento testimonial de lo que hasta ahora hemos realizado.
La UNHIC es una organización no gubernamental (ONG) cubana que reúne a 5 479 afiliados en todo el país, 651 de ellos en la capital (2), entre investigadores, profesores, maestros, metodólogos y asesores de educación, museólogos, museógrafos, conservadores, arqueólogos, espeleólogos, periodistas y otros profesionales vinculados a las disciplinas históricas. Tiene presencia en todas las provincias y en el municipio especial de Isla de la Juventud.
La Revolución como objeto de estudios
En el 2007 en la cercanía del 50 aniversario del triunfo de la Revolución, realizamos en el seno de la UNHIC en provincia La Habana, un balance autocrítico sobre la situación de la historiografía y los estudios en curso sobre la Revolución Cubana. El inventario de los factores institucionales, culturales, políticos y gremiales, que incidían en la problemática estaba suficientemente adelantado. Comparativamente los estudios históricos sobre la Revolución en el poder, eran hasta el momento los menos desarrollados. Este déficit de conocimiento y valoración, ya había motivado en el seno de la academia cubana diversos debates e inconformidades, publicadas en las revistas especializadas, recogidas en relatorías y testimonios de los Congresos de Historia de la UNHIC y en otros eventos académicos.
El problema en su esencia no estaba en la evaluación, sino en cómo hacer y qué hacer. Éramos del criterio de que esta, como muchas otras cuestiones pendientes en la Revolución, no se iba a resolver en reuniones, ni en pliegos de demandas a unos u otros organismos e instituciones. Y si tendría su concreción en la praxis del hacer de los historiadores e historiadoras, en la solución de cada barrera, de una u otra incomprensión, y sobre todo, en la ruptura de condicionamientos y subjetividades cuyo abordaje está al alcance del propio gremio de los estudiosos de la Historia. Así nos dimos a la tarea de articular un grupo de acciones para, en primer lugar, cohesionar y estimular a quienes por años han desarrollado este tipo de estudios, y a la vez estimular la incorporación de otros colegas.
En el empeño que asumimos contamos con la colaboración de la dirección del Instituto de Historia de Cuba (IHC), que de inmediato compartió la convocatoria que hacíamos. También de los directivos y colectivos de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona” y de la Escuela Provincial del Partido “Capitán Orlando ´Olo´ Pantoja”, instituciones donde la UNHIC posee sólidas y entusiastas asociaciones de base.
En el propósito que fijamos, una tarea inmediata fue la de apoyar la labor que bajo la dirección de la Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la capital, ya se llevaba a cabo para dejar concluidas las historias de las localidades habaneras. En los años 2007-2008 la UNHIC colaboró de manera activa en la culminación de las historias municipales, trabajo en el que ocupó un lugar sustantivo el estudio de la obra de la Revolución en cada uno de los territorios. La primera versión de estas historias se encuentra terminada, y se hallan en soporte electrónico en la mayoría de las escuelas y bibliotecas municipales, al alcance de los niños, jóvenes y la población. Ya este año comienzan a ser editadas en papel por la Editora Historia del IHC.
Los Talleres Historia de la Revolución Cubana
A partir del 2008 realizamos la convocatoria al Primer Taller Historia de la Revolución Cubana, con el propósito de dar a conocer y discutir resultados ya establecidos en tesis de doctorado, maestría y textos publicados. Este Taller en sus cuatro ediciones ya realizadas, ha evaluado 128 ponencias, de 110 autores. Estos ponentes pertenecen a 56 instituciones de La Habana, de otras cuatro provincias, y los centros de investigación y docencia de los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Interior (MININT) radicados en la capital.
En los talleres realizados han participado 736 historiadores, museólogos, documentadores y profesores de historia de nuestra provincia, en particular los metodólogos de la Dirección Provincial de Educación, que atienden la enseñanza de historia en los municipios, más de 150 profesores de enseñanza general, así como los colectivos docentes de la disciplina de Historia de Cuba en las universidades pedagógicas, de ciencias y tecnología. También ha estado presente el aporte de las Cátedras de Historia creadas por de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), como parte de un fructífero convenio de trabajo que tenemos con esta organización estudiantil.
El IV Taller de Historia de la Revolución Cubana, en el marco de la tercera jornada de investigación histórica convocada por el IHC, comenzó con el panel Evolución histórica del Partido Comunista de Cuba (1959-2005), que dio a conocer en formato de multimedia, el producto de investigación de un equipo de trabajo del Instituto de Historia de Cuba.
Las mesas de exposición y debate de esta edición del Taller, continúan las temáticas abordadas en las anteriores ediciones, ahora con énfasis en la historia económica, la historia del PCC y el sistema político, las relaciones internacionales, la Iglesia y los creyentes, y la identidad y racialidad en la transición al socialismo. La política de agresión de los Estados Unidos contra la Revolución Cubana se valoró en presentaciones sobre el terrorismo, la lucha contra bandidos y la subversión ideológico-cultural. En la mesa de estudios económicos se presentó el libro “Una deuda saldada. La tierra del pueblo”, de la Dra. Carmen María Díaz García, publicado por la Editora Historia.
Cuando comenzamos los talleres, una de las demandas que más se hacía era la relativa a los problemas para el acceso a las fuentes. En las convocatorias realizadas hemos invitado a las instituciones que atesoran la documentación histórica, a que realicen presentaciones sobre el estado de sus fondos, lo que ha permitido además, dar a conocer la importante labor que realizan los especialistas que trabajan en estas instituciones. A la convocatoria han respondido el Archivo Nacional de Cuba, el Archivo del IHC y la Biblioteca Nacional “José Martí”. En la IV convocatoria la labor de la archivología estuvo representada con los aportes en la conservación y reprografía, que lleva adelante la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
Ha sido un propósito de los talleres realizados, incorporar el talento y los logros de los colegas que laboran en las universidades e instituciones radicadas fuera de la capital. En esta IV edición participaron compañeros y compañeras de las provincias de Pinar del Río, Isla de la Juventud, Artemisa, Villa Clara, Camagüey, Holguín, Las Tunas, Santiago de Cuba y Guantánamo.
El sábado 14, se presentó una mesa sobre la política de la administración de Barak Obama contra Cuba, a cargo del Dr. Jorge Hernández Martínez, director del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana. El IV Taller cerró su convocatoria con una conferencia de Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales y director del Instituto Cubano de Investigaciones Culturales “Juan Marinello”, dedicada a reflexionar sobre “Los combates de la Revolución por la historia”.
Además de los talleres
La UNHIC ha dado un significativo espacio en la convocatoria de sus Congresos Nacionales a los estudios sobre la Revolución. En el XIX Congreso realizado en marzo de 2009 en Ciego de Ávila, se pudo constatar el incremento de las investigaciones que se realizan en todo el país. La filial habanera en este Congreso desarrolló un taller dedicado a la historiografía de la etapa.
En la sesión capitalina del XX Congreso de Historia realizado los días 3-5 de febrero de este año, se presentaron 47 ponencias e intervenciones sobre la historia política y social, la educación y el trabajo de patrimonio después del triunfo de la Revolución (el 40% del total de las ponencias presentadas al Congreso). En tal actividad participaron 360 delegados de instituciones científicas y universidades, el 30 por ciento de ellos jóvenes de las de las carreras de historia en la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona y la Universidad de la Habana, así como de las Cátedras de Historia de la FEU el Instituto Superior de la Ciencia y la Tecnología Aplicada y la Universidad de Ciencias Médicas, a los que se sumaron los cadetes de la Academia Superior del MININT Eliseo Reyes “Capitán San Luis”.
La mesa central del XX Congreso Nacional de Historia en La Habana, fue dedicada a revelar nuevas investigaciones y enfoques, relacionados con los acontecimientos que dieron origen a la invasión mercenaria dirigida por los Estados Unidos contra la Revolución en abril de 1961. Así las efemérides de los cincuenta aniversarios de la declaratoria del carácter socialista de la revolución y la Victoria de Playa Girón, fueron conmemoradas con aportes a la historiografía revolucionaria. Por iniciativa de los secretariados provinciales de la UNHIC presentes en el Congreso habanero, esta mesa se integró como panel y presentó en las universidades e instituciones culturales de las provincias de Santiago de Cuba, Granma, y Villa Clara en los meses de marzo y abril pasado.
En los Encuentros con los Historiadores que organiza la Editorial de Ciencias Sociales en la Feria Internacional del Libro, la UNHIC ha coordinado dos mesas sobre la Historia de la Revolución. En el 2009 con el tema de “La Historiografía de la Revolución Cubana”, y la más reciente edición del 2011, continuamos la reflexión desarrollada en el XX Congreso sobre las efemérides revolucionarias de abril de 1961. Como resultado de la mesa realizada en el 2009, el pasado año se publico por la Editora Historia el libro “La historiografía de la Revolución Cubana”, compilado por Rolando Julio Rensoli Medina, y en el que intervienen 14 historiadores capitalinos, junto con colegas de Santiago de Cuba y de las FAR. Con los materiales presentados en el 2011 se prepara otro texto.
Un equipo de historiadores y otros estudiosos capitalinos, estamos implicados en la próxima edición de la Maestría en Estudios Históricos sobre la Revolución Cubana y la terminación de la obra científica de síntesis de la Historia de la Revolución, ambas tareas impulsadas por el Instituto de Historia de Cuba. También se colabora en los municipios con la investigación que sobre la historia del Partido en la capital, coordina la Oficina de Asuntos Históricos del Comité Provincial.
El recuento de lo realizado
El recuento de lo realizado permite evaluar lo que aún no hemos logrado. En mi opinión no todo nos ha funcionado bien. Hay que tejer más la integración de unos y otros estudios y acompañar propositivamente los esfuerzos que realizan los asociados. Una buena parte de los historiadores más calificados, aún no se motiva con los estudios de Revolución, y ello nos priva no solo de su importante contribución, sino de la promoción que su propia obra pudiera ejercer entre las y los historiadores noveles y estudiantes. El vínculo con las instituciones gubernamentales, y sobre todo con el mundo de la educación, como principal escenario de introducción de las nuevas investigaciones, aún precisa de mayor cohesión.
Otras dificultades nacen de las propias circunstancias de las ciencias sociales cubanas. La intensa lucha ideológica en el campo científico internacional, en la coyuntura de nuestro país bloqueado y constantemente agredido –con direcciones de trabajo enemigo dirigidas específicamente a la subversión política, la diversión ideológico cultural y el robo de cerebros en el seno de nuestra intelectualidad-, plantean un ineludible campo de tensiones y combates de ideas, de toma de medidas objetivas para no pecar de ingenuos. Y esta realidad plantea en paralelo lidiar con los bloqueos de mentalidad, los temores infundados y las autocensuras.
Las limitaciones materiales que ineludiblemente nos cercan, los legados del burocratismo, la falta de una legislación que obligue a la conservación de la documentación, preserve la protección de la información de seguridad nacional y contribuya a romper con los secretismos, son tres de los factores de orden interno cuya presencia frena, en el escenario necesariamente contradictorio de nuestra cotidianidad.
La UNHIC recibe el generoso apoyo del Ministerio de Cultura, que es el órgano de relación de nuestra ONG con el Gobierno revolucionario. Pero en medio de las medidas de reordenamiento y la situación económica del país, los problemas de financiamiento para los proyectos se han agudizado. Sin dudas este es un tema sobre el que tenemos que encontrar nuevas y más idóneas soluciones.
La UNHIC asume los retos de perfectibilidad de los hombres y mujeres de una academia que ha votado decididamente por la Revolución y el socialismo y da su importante aporte a la sociedad, pero que aún debe mirarse más hacia dentro, para crecer en cooperación, integración, rigor y eficiencia. Soy del criterio de que no utilizamos suficientemente lo que está a nuestro alcance. Las dificultades obnubilan a algunos colegas, no perciben las oportunidades de privilegio que nos proporciona la base técnico material instalada en estos años, modesta, pero suficiente para asegurar y acometer numerosos proyectos. Como en otros sectores profesionales, están los que continúan pretendiendo que el Estado todo se lo resuelva.
La cultura del debate es una asignatura pendiente en zonas de nuestra sociedad, entre los y las cientistas sociales y los historiadores e historiadoras en particular ha avanzado, pero no por ello podemos sentirnos satisfechos.
Ver los logros de trabajo en el contexto de las insatisfacciones y problemáticas a resolver dentro y fuera de la UNHIC, aún en la conciencia de que algunas sobrepasan la posibilidad de nuestra organización, resulta un ejercicio que nada tiene que ver con la autoflagelación o el hipercriticismo. Si de Historia de la Revolución se trata nos sentimos optimistas y agradecidos del acompañamiento recibido. Nos congratulamos que hoy se ha reducido sustantivamente el inventario de limitaciones que realizamos en el 2007. Por demás, el trabajo de estímulo al estudio y la investigación, que se realiza en la capital por la UNHIC, no puede entenderse sin tener en cuenta que es una manifestación del creciente movimiento de estudios históricos en el territorio y la nación.
En La Habana contamos con los colectivos de profesores y estudiantes de once universidades donde existen proyectos de pregrado y postgrado sobre Historia, y no menos de 15 centros de investigación, instituciones de la educación y la cultura, con proyectos y temas vinculados a las investigaciones de nuestro legado histórico.
Hemos podido constatar los cambios positivos que se han dado en la enseñanza de la Historia en la educación general y en la formación de las nuevas hornadas de profesores. Resulta significativo el lugar que ocupan las disciplinas históricas en la educación de los cuerpos de oficiales en las universidades militares de las FAR y el MININT, y en el sistema de las escuelas del Partido Comunista de Cuba.
La Historia está incorporada a los currículos en todas las carreras de la universidad cubana, y al perfeccionamiento de esta decisión, contribuyen nuestros colegas de la UNHIC. Llena de satisfacción conocer experiencias como la que vive la Universidad de Oriente, con un notable movimiento de estudios históricos donde la UNHIC santiaguera, las carreras de historia y derecho y la FEU, han logrado aunar esfuerzos que se revierten en la calidad de la docencia, la investigación estudiantil y profesional.
La labor de introducción de resultados cuenta con una respuesta creciente en el sistema editorial del Instituto Cubano del Libro, en las editoras Ciencias Sociales y Oriente, vanguardias en la publicación histórica; en el sistema editorial territorial, y la labor de publicación de las editoriales Verde Olivo, de las FAR, Capitán San Luis, del MININT, Abril de la Unión de Jóvenes Comunistas y la Editora Política del PCC. En este conjunto de casas editoras, la aparición de la Editora Historia, del IHC, resulta la más reciente y alentadora noticia. La especializada Caliban. Revista Cubana de Pensamiento e Historia -aún solo en soporte electrónico- da la novedad del actual crecimiento de las posibilidades de publicación de resultados y debate historiográfico, en un concierto de publicaciones periódicas de la academia social cubana, que a pesar de la depresión del período especial, siempre ha dado acogida a los aportes de los historiadores e historiadoras.
La participación de los y las profesionales de la historia en la divulgación, en la construcción de la propaganda revolucionaria, en las ofertas televisivas, en lo que se conmemora y dice por la prensa, resulta un campo de sostenido debate. Los déficits en el conocimiento histórico a nivel poblacional, que se dispararon como consecuencia de decisiones erróneas en la dirección de educación nacional, los maniqueísmos y esquematismos aún prevalecientes en el discurso histórico de la prensa, ciertas ofertas culturales y los medios masivos, son problemáticas que ya se afrontan con clara voluntad política y los imprescindibles cambios en los cuadros que toman las decisiones, pero la salida definitiva se hallará cuando los historiadores, historiadoras, los y las cientistas y creadores seamos –ser y poder- parte y solución. En el avance de esta cuestión y sus respuestas pertinentes, ha realizado una contribución sustancial la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Desde la sociedad civil revolucionaria, en la promoción del estudio y la investigación histórica participan diversas asociaciones. Además de la UNEAC, tienen un impacto notable la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y la Sociedad Cultural “José Martí”, la Sociedad Económica de Amigos del País, las asociaciones de pedagogos, economistas, juristas, entre otras. Y más estimulante aún, es el trabajo que en esta dirección han asumido la Organización de Pioneros, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, y el ya referido movimiento de Cátedras de Historia, que lleva adelante la Federación de Estudiantes Universitarios, con eventos por provincias y nación. Muy significativa es la amplia participación de los jóvenes de ciencias médicas, ingenierías, ciencia y tecnología.
(1) Presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba en La Habana. Coordinador del Taller Historia de la Revolución Cubana.
(2) Datos con cierre en enero del 2011.
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