En este artículo abordaremos los peores experimentos médicos de la Alemania de Adolf Hitler, hechos deleznables que no deben caer en el olvido. El Partido Nazi, en el poder desde 1933 hasta 1945, cuando se vio abocado a la desaparición tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, ha pasado a la Historia como responsable de algunas de las peores atrocidades de las que el ser humano es capaz.
El racismo era un elemento clave dentro del régimen nacionalsocialista, al creer que la raza aria era la que estaba llamada a dominar a las demás. En particular, Adolf Hitler y su partido tenían un odio especial hacia los judíos, víctimas de toda clase de persecuciones durante el reinado del terror a manos de los seguidores de la cruz gamada.
Hubo que esperar a que terminara la Segunda Guerra Mundial para comprobar con horror el alcance de los crímenes contra la humanidad cometidos por el Tercer Reich. Los famosos juicios de Núremberg juzgaron y sentenciaron a los responsables políticos de los desmanes nacionalsocialistas. Y no solo se depuraron responsabilidades políticas: también desfilaron por el estrado muchos médicos que admitieron haber realizado prácticas criminales totalmente contrarias a la deontología de su profesión.
Analicemos ahora algunos de los peores experimentos nazis que resultaron en la muerte, mutilación y tortura psicológica de millones de seres humanos.
Experimentos nazis de congelamiento
Los experimentos de congelamiento se llevaron a cabo debido al deseo del Alto Mando nazi de prepararse para las frías temperaturas del Frente Oriental durante la Operación Barbarroja.
Los experimentos estaban destinados a simular las condiciones a las que los soldados alemanes tenían que enfrentarse cuando combatían al enemigo ruso (cabe destacar que eran responsables de la muerte de miles de efectivos de la Wehrmacht debido al congelamiento y a diversos problemas médicos relacionados con el terrible frío ruso).
Uno de los métodos de congelación era sumergir a rusos o judíos en un tanque de agua helada. Los doctores de Hitler lograron concluir que la mayoría de los desgraciados "voluntarios" perdían la conciencia y fallecían una vez que su temperatura corporal descendía por debajo de los 25 ºC.
Ahora bien, la barbarie nazi no terminaba con la congelación. Los doctores nazis empleaban diversos (e inhumanos) métodos de resucitación con las víctimas que no habían muerto en el tanque de agua helada. Incluían baños calientes, copulas forzadas en las que se obligaba a mujeres a tener sexo con hombres inconscientes y lámparas abrasadoras.
El peor método, sin duda, era la irrigación interna, que consistía en calentar agua hasta el punto de ebullición e introducirla en la vejiga, en el intestino y el estómago. Nadie sobrevivía a este tratamiento.
Experimentos nazis con huesos
A un sujeto sano se le quitaban partes de un hueso del hombro, del brazo o de la cadera y se transplantaban a un interno mutilado . En ocasiones, se amputaban miembros enteros a los desdichados donantes, antes de ser asesinados con una inyección de Evipán . Los músculos y los nervios también les interesaban a los doctores de Adolf Hitler , resultando en injertos profundos que mutilaban gravemente a la víctima .
Experimentos nazis con armas incendiarias
Cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, los nazis se interesaron más por los efectos de las armas incendiarias, capaces de conseguir elevados niveles de destrucción. Las bombas de fósforo contenían fósforo, una sustancia capaz de causar horribles quemaduras y heridas graves.
El fósforo puede dañar a los seres humanos mediante inhalación cuando está presente en humo, mediante ingestión directa o mediante la quemadura de los tejidos corporales. La explosión inicial de una bomba incendiaria que contenga fósforo es capaz de producir quemaduras profundas de tercer grado, debido a sus propiedades de adhesión a la piel.
Asimismo, las quemaduras de fósforo también acarrean un riesgo de fallecimiento mayor que en el caso del resto de quemaduras, ya que la absorción de este químico por el cuerpo puede traducirse en un fallo multiorgánico.
Mientras investigaban las armas incendiarias, los doctores de Hitler decidieron probar sus efectos en el campo de concentración de Buchenwald. Las víctimas eran quemadas a propósito con fósforo, causándoles profundas heridas y una atroz agonía.
Experimentos nazis con malaria
Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 1000 víctimas estuvieron involucradas en los experimentos nazis con la malaria. Los doctores de Adolf Hitler inocularon a próposito la malaria en sujetos sanos, o bien haciendo que mosquitos portadores de la malaria infectaran a los pacientes, o bien inyectándoles directamente sangre infectada.
Los síntomas de la malaria incluyen fiebres y cefaleas prolongadas, que pueden terminar en coma y en la muerte. Una vez que los efectos de la malaria se presentaban, los médicos de Hitler seguían inyectando malaria en las venas de sus víctimas, para garantizar que la enfermedad estuviese bien presente en la sangre. Estos crueles experimentos resultaron directa o indirectamente en la muerte de casi la mitad del total de víctimas de estos experimentos.
Experimentos con gemelos
En otra ocasión los doctores arrancaron todo el cuero cabelludo y rasuraron todo el cuerpo de los gemelos. Un día a cada gemelo se le introdujo un doloroso enema de dos litros, se le ató a una mesa y se procedió a prolapsar el recto para realizar una examinación intestinal (sin anestesia alguna - se recogió cómo ambos gemelos gritaban tan alto que se les hubo que tapar la boca). También se les llegó a extraer muestras in vivo de sus próstatas y de sus testículos.
Las atrocidades de Menguele y compañía parecían no tener límite. Al final de esta incomprensible tortura, los gemelos fueron enviados a la sala de autopsias y se les administró una inyección letal. Sus órganos fueron finalmente enviados a un instituto de investigación de Berlín.
Experimentos nazis con agua desalada
Para los experimentos de desalinization de agua marina se recurrió sobre todo a gitanos europeos , distribuidos en cuatro grupos diferentes de experimentación que solo podían beber un tipo de agua: un grupo bebería solo agua del mar, ortro agua procesada con el método "Berka", otro agua sin sal y otro nada de agua en absoluto.
Este horrible experimento nazi aún se volvió más espantoso debido a que a cada víctima se le hacía una punción lumbar o hepática para obtener muestras y, además, a las víctimas no se les permitía comer nada durante la duración de los experimentos. La mayoría de las víctimas forzadas a beber agua del mar murieron , sufriendo antes terribles convulsiones, diarreas interminables, alucinaciones y episodios de locura.
Experimentos nazis de presión barométrica
Las condiciones recreadas en el interior de la cámara eran similares a las experimentadas por un piloto en caída desde una altura de 20.000 metros y el experimento era muy peligroso para los ujetos. Casi todas las víctimas de este terrible experimento nazi murieron debido a lesiones fruto de la exposición a presiones atmosféricas extremas en la infame cámara.
Experimentos nazis con hepatitis A
Entre los años 1943 y 1945, en plena Segunda Guerra Mundial, en los campos de concentración de Sachsenhausen y de Natzweiler se llevaron a cabo inhumanos experimentos sobre las causas y los efectos de la hepatitis A. A las víctimas se les inyectaba la enfermedad directamente y luego se procedía a estudiar la evolución de su prolongado sufrimiento. Cabe destacar que la hepatitis A causa ictericia, dolor abdominal, fiebre y náusea extrema.
La mayoría de las víctimas de los campos de Sachsenhausen y Natzweiler fueron polacas y muchas murieron como resultado de la inoculación forzada de la enfermedad, mientras que otras experimentaros terribles padecimientos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, solo prosperó un juicio contra una de las personas involucradas en este infame experimento: Karl Brandt, jefe del programa de eutanasia nazi, declarado culpable de colaborar para posibilitar la realización de experimentos crueles en humanos.
Podríamos seguir extendiéndonos, ya que por desgracia no fue este un caso aislado. Cabe destacar que no solo los nazis llevaron a cabo experimentos horribles (por ejemplo, los japoneses llevaron a cabo experimentos humanos que nada tuvieron que envidiar en crueldad a los de la Alemania de Adolf Hitler).Sin duda, la Segunda Guerra Mundial pasaría a la historia no solo como una de las guerras más cruentas, sino como una contienda que despertó el lado más oscuro y depravado del ser humano.