Nelson Mandela tiene coach. André Agassi y Donald Trump tienen coach. Madonna, Oprah Winfrey, Hiilary Clinton y Rafael Nadal. Donna Karan, Julia Roberts y Kofi Annan…¿Por qué? ¿Por qué una persona de muchísimo éxito decide contratar un coach, además no sólo ocasionalmente, sino de forma continua? ¿Qué puede aportarles un coach a estas personas, qué les puede decir, lo que ellos no sepan ya después de tantos años de experiencia profesional y viviendo una vida mucho más intensa de lo habitual? O sea que ¿son quienes son hoy y saben conservar y/o mejorar su posición profesional porque fueron capaces de reconocer en tiempo la necesidad de la mejora continua y del auto superación constante en su trabajo? O tal vez, porque se dieron cuenta de que ser famoso y tener talento no es garantía para la felicidad. Tú y yo, nos parecemos mucho más a estas personas arriba mencionadas, de lo que crees. La diversidad humana no permite que existan dos personas iguales en este planeta, sin embargo, a pesar de las diferencias de nuestra personalidad y físico, de nuestra vida personal y profesional, desde el punto de vista del coach, la semejanza es evidente e innegable. Porque en el fondo, todos tenemos una parte divina, la que independientemente de nuestra raza, color, religión o estado social alimenta en nuestro interior un deseo inconsciente, pero increíblemente fuerte de ser escuchados sin que nos juzguen, de compartir nuestro ser sin miedo y sentir la unión con otra/s persona/s, que nos acepta/n y que podamos aceptar. Y el coaching brinda una oportunidad excelente para ello. Para el coach su coachee – sin importar su pasado - es alguien divino, extraordinario, la persona que posee todas las aptitudes necesarias para convertirse en su propio ídolo y vivir la vida deseada y elegida por él. En pocas palabras para el coach su coachee es la posibilidad encarnada.
El coach sabe acallar su egoísmo instintivo al menos para el tiempo que dure la sesión, con el fin de poner su coachee al centro de su atención y de descubrir la posibilidad de una versión más avanzada de él. Tiene el fe suficiente como para percibir en la persona que tiene delante, todo el potencial oculto de su interior, listo para explorar. El coach está dispuesto a servir su coachee con el corazón abierto, y con el único deseo válido para poder aportar algo a la vida de alguien; con el deseo sincero de DAR. El coach en cada sesión se convierte en un sirviente impecable para poder concentrarse en escuchar, aceptar, intuir y guiar.
Puede que seas una de esas personas, que siempre consigue lo que desea, ¿pero cómo sabes, que la manera en lo que lo haces es la más adecuada? ¿Cómo puedes estar segura de que no se podría alcanzar tus metas más rápidamente? Tal vez eres capaz de lograr mucho más de lo que crees o de lo que ya tienes y ni siquiera te das cuenta de ello.
No sientes curiosidad de ¿cómo sería tener el apoyo incondicional de alguien, que no te quiere sabotear, que no te envidia, no te ata las manos, lo contrario te da alas, apoyándote en reconocer y usar el potencial dormido que hay en ti? ¿Conocer a alguien, que tiene las herramientas y la actitud correcta para iluminar tu camino hacia la mejor versión de ti mismo? Te sorprenderías de lo satisfactorio que es descubrir y reconocer tu propio validez para lograr no sólo de lo que te sientes capaz, sino lo que nunca creías alcanzable para ti o sea, cualquier cosa, que te propongas.Tu coach no es un mago, ni hace milagros, pero puede hacer, que los milagros ocurran en ti. ¡Permíteselo!