Revista Cultura y Ocio

Los fantasmas de una vida. Hilary Mantel

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Los fantasmas de una vida. Hilary Mantel

       A la vuelta de vacaciones siempre me divido entre enseñaros las novedades que leo o bien mostrar los libros que aproveché para leer en vacaciones. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los fantasmas de una vida.

     Decir que Hilary Mantel ha sido una de las grandes escritoras de nuestro siglo, no es algo nuevo. Su trayectoria literaria la avala y su muerte prematura ha dejado un vacío en los estantes de libros que estaban por ser escritos. En Los fantasmas de una vida la propia autora nos lleva a realizar un recorrido por su vida en el que el lector puede apreciar muchas de sus obsesiones y el nacimiento de algunas de sus pasiones además del tormento que le acompañó durante gran parte de su existencia.

     El recorrido por su vida da comienzo en el año 2000 con la venta de Owl House, un lugar que fue concebido como una residencia segura del que en ese momento se iba a desprender. Estando allí tiene la ilusión de ver a su padre fallecido, dudando si tal vez se trata de una migraña, y es que esta mujer fue diagnosticada de endometriosis siendo joven y vio como su vida cambiaba. Ahora Mantel tendría libros en lugar de hijos. Jack era en realidad su padrastro; un hombre silencioso que apareció en su vida cuando ella ya tenía edad para recordar que no era su verdadero padre y que tuvo una existencia de silencios sobreentendidos que solo desaparecieron a raíz de su operación cardiovascular. Comienza entonces el recuerdo del temor a perder a su madre, el temor de ir al médico, las normas escolares, los ratos libres, la casa de los abuelos. Habla de sus primeros textos, escritos en un juguete creo que extinto en el que uno podía dibujar lo que quisiera y luego agitando, o en los siguientes modelos, pasando una barra, podía borrar aquello que había escrito asegurando así su privacidad. En esta´época Hilary ya no era normal, desafiaba al mundo que no entendía, se metía en peleas... y visitó a su primer médico: todo bien, le dijeron a su madre. Empiezan los dolores de cabeza, su cuerpo cambia y ve por primera vez, o quizás diría siente, una presencia que la aterrorizó el resto de sus días. Cambia de vida, de apellido, deja la religión, Mantel crece y estudia derecho: sigue mostrando sus diferencias. Se casa, viaja con su marido, sigue adelante y comienzan los ingresos hospitalarios que seguirían después del diagnóstico. Y esto es solo un fragmento.

     La vida de Mantel escrita por ella misma es como leer una novela, como leímos a Ana Bolena, solo que más real. El convento que aparece en una obra, el relato que cristalizó en novela, otro título que le costó colocar. Todo eso aparece en esta biografía que se concibe como una historia completa en cuyo final sabemos que muere la heroína y que nos lleva de la mano por un mundo transitado por los fantasmas que poblaron sus deseos tanto como sus historias. Las biografías son un terreno complicado. Pueden novelarlas y hacer que parezcan irreales, entrar en ese terreno confuso de la autoficción en la que  el lector no tiene claro donde comienza el imaginario del autor para maquillar escenas porque ella misma escribió sobre sus problemas, sus miedos, sus inseguridades. Quien la ha leído en lo personal, los conoce y sabe que no busca dar pena como tampoco busca la sonrisa cuando cuenta como levantó la vista y se encontró con la de la Reina cuando nadie debía mirar. Quien ha leído su ficción conoce la dureza de su pluma. Los que no han leído nada, encontrarán una historia potente en la que es fácil olvidar que nos hablan de una vida llena de letras.

     Los fantasmas de una vida. Magnífico.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.


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