Revista Salud y Bienestar

Los fármacos antipsicóticos empeoran el autismo

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Un psiquiatra de mi confianza, especialmente preocupado por el daño que están provocando los medicamentos antipsicóticos (neurolépticos), me envía este artículo que paso a resumiros:

Una afirmación como la que encabeza este artículo podría ser catalogada como irresponsable, si no se hiciese en el contexto de la ausencia de cambios en la práctica psiquiátrica, que debería darse en respuesta a los datos que están publicándose en los últimos años sobre los efectos de los neurolépticos en estudios sobre esa gran dama de la psiquiatría para la que han sido “desarrollados”: la esquizofrenia. Así lo que parece irresponsable es que la prescripción de anti-psicóticos sigue afianzándose hasta ser los fármacos de mayor facturación en Estados Unidos y este crecimiento incluye su uso en el autismo.

Tengamos el valor de mirar a aquellos datos que indican que el uso de anti-psicóticos empeoraría el autismo: Estudios publicados concluyentemente en Archives of General Psychiatry en 2011, dejan fuera de dudas que la atrofia cortical y la reestructuración cerebral, que dogmáticamente se afirmaba eran causadas por un proceso neurotóxico subyaciendo la esquizofrenia, son en realidad causadas por el uso de antipsicóticos.

Se trataría de un proceso en el que el bloqueo de neurotrasmisores particularmente de dopamina, se seguiría de intentos de compensación de ese bloqueo y su progresivo agotamiento. Esto puede tener, con diferentes frecuencias y dependiendo del fármaco y el paciente, diversas manifestaciones clínicas:

Primero, los síntomas agudos y generalmente reversibles extra-piramidales (SEPs) como el pseudo-Parkinson y tarde o temprano, un proceso de habituación o pérdida de efectividad y, a medida que esta habituación avanza o por reducciones en la medicación o cambios en el organismo, efectos de rebote, esto es episodios de agitación, angustia y agresividad y otros SEPs, que como las distonias y disquinesias tardías pueden tener difícil remedio.

Los SEPs no son siempre fáciles de diferenciar de las resistencias, estereotipias y manierismos del autismo. Este “empeoramiento” se atribuiría al autismo mismo, lo que podría llevar a subidas de medicación y polifarmacia y a una escalada de esos procesos.

Veamos que nos cuentan dos videos, el primero de una niña con disquinesia neuroléptica aguda, que tardó varios meses en curarse, el segundo sobre la acatisia neuroléptica en personas enfermas crónicas de psicosis. La acatisia, el más frecuente de los SEPs, tiende a aparecer con aumentos de medicación; es reversible pero muchas veces ignorada o mal diagnosticada como “hiperactividad”, “agitación”, etc, lo que lleva a más medicación y esto a una experiencia confusa, torturadora e incluso alguna vez al suicidio:

Pinche aquí para ver el vídeo

 

Es difícil ver como una reestructuración cerebral, expresión de una intoxicación neuroléptica progresiva, podría mejorar el aprendizaje en el autismo, particularmente cuando éste NO es un trastorno psiquiátrico. El autismo es un trastorno neuropsicológico, es decir producto de un cableado cerebral erróneo o dañado en los primeros años del desarrollo o incluso antes y una cuarta parte de los afectados sufrirá brotes epilépticos.

Es verdad que las “estereotipias”, las “resistencias”, la “ agresividad” o la “irritabilidad autista” impiden el funcionamiento “normal” del aula o de dispositivos asistenciales y así dificultan el aprendizaje o la labor. Pero aparte de las dudas que existen acerca de la eficacia de los antipsicóticos en estos síntomas, estudios en animales de laboratorio, pensados para la investigación de la rehabilitación del trauma cerebral en humanos, ponen en evidencia que los anti-psicóticos impiden tal rehabilitación.

Además esos estudios en animales indican que tanto los procesos de habituación, como la inhibición del aprendizaje y la progresiva re-estructuración, empezarían pronto en el curso de la intoxicación neuroléptica. Y no queremos meternos en este hilo en lo que, dejando de lado las consecuencias para la salud misma, pueden suponer subjetivamente y por tanto con consecuencias en las conductas, los cambios hormonales y metabólicos que tarde o temprano afectarán a una buena parte de pacientes.

Seamos responsables y hagamos la siguiente pregunta:

¿Es el balance beneficio/riesgo de los anti-psicóticos tan positivo como muchos parecían pensar hace cinco ó seis años y algunos aun afirman?

Yo creo que la medicina basada en la evidencia (MBE) nos daría una respuesta más que rotunda. Lo que ocurre es que tal MBE es hoy un instrumento del cientifismo, una religión al servicio del poder corporativo y político. La respuesta de una MBE realmente independiente sería:

NO, además de las frecuentes reacciones adversas, los antipsicóticos pueden empeorar el autismo.


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Por  Lourdes Guiu
publicado el 21 junio a las 17:34

Hola. Mi hija és autista, después o coincidiendo con la vacuna triple vírica. Estoy de acuerdo absolutamente con su comentario, está explicado de manera muy clara, y así és cómo ocurre, se empieza con un psicofármaco, hasta conseguir una intoxicación a niveles muy altos neurológicos, y no sólo. Me interesarìa saber si alguien tiene ya una buena experiencia con un tratamiento homeopático en niños autistas. Gracias.