Revista Cultura y Ocio

Los Fenicios: Breve historia de los mejores navegantes de la antigüedad

Por Joaquintoledo

Los hombres rojos

Los fenicios nunca se llamaron a sí mismos como tales, sino más bien que fueron los griegos, aquellos que se dedicaron a impartirles dicho apelativo con el cual pasarían a ser conocidos en la historia. Venía de phoeniki que quería decir “hombres rojos”, ora por el color de su piel, ora por algún tinte de sus textiles. El Líbano, era el lugar elegido por esta raza semítica que habitaba una región que en su costa tenía una gran popularidad por sus “palmeras”. Algo hemos dicho de que los fenicios no eran un estado unificado ni centralizado, sino más bien que los pueblos estaban representadas en ciudades que ejercían su soberanía sobre un determinado territorio costero lo suficientemente grande como para albergar un puerto donde se intercambiara mercadería a gran escala. Esto prácticamente los hizo intocables frente a los numerosos imperios a los cuales estuvieron sometidos, si es que se le podría llamar así, pues los fenicios, siguieron con su vida prácticamente normal sea quienes sean sus dominadores. Eso los alejó de las guerras a costa de un tributo que ellos consideraban irrisorio, debido a sus pingues ingresos.

Sus primeros dominadores considerables fueron los egipcios, aunque después cayeron bajo el influjo de los hititas. Luego los hebreos fueron unos vecinos cercanos que tuvieron un reino considerablemente poderoso pero que nunca los sometió. Después siguió la dominación asiria que a diferencia de lo sucedido con los judíos, fue pacífica, pues los fenicios decidieron pagar un tributo; y finalmente los babilonios y persas, invasores que fueron por igual pasivos, pudiendo los fenicios mantener casi tanta independencia como antes, alcanzando su máximo auge como nación comercial.

Las ciudades estado no belicista y las expediciones marítimas emprendidas por el pueblo fenicio
Entre los milenios III y II a.n.e. destaca la ciudad de Biblos, muy cercana a Egipto, país con el cual se intercambiaba grandes cantidades de cedro por el papiro. Obviamente este comercio hizo a los fenicios enormemente ricos, pues este recurso adquirido en la tierra de los faraones, permitió la creación de los primeros libros de la historia. Las palabras Biblia y biblioteca derivan del nombre de esta ciudad. También tenemos a Beritos (hoy en dia Beirut), pero no tan importante como Sidón cuya etapa de esplendor rodeó entre el 1400 al 1100 a.n.e., cuando fue asaltada por los filisteos.

Después, entre el 1100 hasta el 751 a.n.e. la ciudad de Tiro fue la ciudad más gloriosa y rica de los fenicios. Luego fue reemplazada paulatinamente ante la preponderancia de su similar Cartago, fundada en el 814 a.n.e. aprox., no en la zona del Levante, sino en un lugar mucho más lejano, en Túnez, siendo un asentamiento de los más lejanos que tuvo este pueblo. Si bien no era la primera vez que los fenicios fundaban una ciudad muy lejos de Medio Oriente, ninguna colonia alcanzaría la gloria que obtuvo Cartago. El decline final de Tiro vino cuando fue aniquilada por Alejandro Magno en el año 332 a.n.e., luego de un asedio de siete largos meses. Los sobrevivientes fueron esclavizados. En cuanto a la ciudad de Tiro, ubicada en un pequeño islote estratégico frente a la costa, fue destruida. Así se había dado el primer paso para la destrucción de los fenicios, un pueblo orgulloso, rico, en ocasiones demasiado mezquino y hasta usurero.

Es curioso que a pesar de no poseer una tradición militar, se hayan rebelado contra el poder macedonio. Esto obedece a cuestiones culturales y economicas. Antes que nada los persas siempre se habían comportado bien y los fenicios no veían el motivo de dejar de serles leales. Por otro lado, los griegos y sus flotas, que ahora servían a los macedonios, siempre habían competido con Tiro y otras ciudades por la hegemonía comercial en el Mediterráneo. Entonces está claro que cuando los macedonios llegaron, los fenicios creyeron que se encontraban frente a un dominador que buscaría acabar con su poder comercial para colocar por encima de ellos, la hegemonía helena. Como veremos, la resistencia fue heroica, pero inútil. Ahora bien, Cartago, había colaborado con algunos cientos de hombres (que a la postre no hicieron nada) y su flota al servicio de los civiles, para que todos los que pudiesen ponerse a salvo, salgan de Tiro y marchen a Túnez. Además se llevaron consigo gran cantidad de objetos, dinero, oro, víveres y todo lo que pueda ser salvado.

La ciudad-puerto de Cartago, la cual desde hacía ya muchos años atrás era la gran dominadora del comercio en el Mediterráneo, ya no tuvo competidoras similares tras la destrucción de Tiro y la desorganización de las polis griegas que siguió a la muerte de Alejandro Magno. Por allí, la única competidora seria fue la urbe fundada por éste último en Egipto, Alejandría, pero los fenicios nunca se mostraron irrespetuosos con dicha ciudad-puerto y la vieron como un foco cultural y una socia comercial.

Pero además de Cartago dijimos que los fenicios habían fundado otra clase de ciudades, y así por ejemplo la isla de Chipre, Malta, Sicilia, Cerdeña, el sur de España, Inglaterra y algunos asentamientos pequeñísimos en Escandinavia, fueron sus grandes logros en momentos de apogeo, que fueron mantenidos por Cartago tras la caída de Tiro. No muy lejos del Estrecho de Gibraltar, las minas de plata de España permitieron la fundación de la importante colonia de Cádiz. Estas exploraciones se dieron antes y después de la caída de Tiro, lo cual refleja el indiscutible amor de este pueblo por los mares. Lo que es más, algunos como el almirante cartaginés Hanno se aventuraron hacia la costa africana occidental. Se comenta que por encargo de un faraón, los fenicios de Cartago llegaron inclusive a rodear todo el continente africano anticipándose a Vasco da Gama. Algunos han rumoreado que los fenicios también llegaron hasta América, aunque no hay pruebas concluyentes de ello.

Cartago, la ciudad militarista del Mediterráneo

Tras la caída de Tiro, el surgimiento de Cartago, encontró un nuevo enemigo, como era común en la historia de las ciudades fenicias, nos estamos refiriendo a los romanos. Esta vez la disputa definiría que nación dominaría el Mar Mediterráneo, pues macedonios, griegos, egipcios y otras naciones estaban en plena decadencia. Entre el 264-241 a.n.e. se lleva a cabo la Primera Guerra Púnica en la cual Cartago es derrotada y se le priva de la mayor parte de su flota. Roma pasó a ser la potencia del momento en mar y tierra. Pero a pesar de las condiciones económicas y las reparaciones de guerra, los cartagineses se superaron a sí mismos y pagaron todas sus deudas. La familia de los Barca se encargaría de llevar a cabo una nueva campaña por España, con el fin de adherir la península ibérica a sus dominios; llegando a fundar ciudades tales como Nueva Cartago, la moderna Cartagena. Tuvieron un relativo éxito en este nuevo frente y Aníbal, uno de los Barca, tras atacar Sagunto, una ciudad aliada a Roma, da inicio a la Segunda Guerra Púnica la cual acaece entre el 218-202 a.n.e. A pesar de la excelente campaña del general cartaginés, quién derrotó a los romanos en numerosas batallas tales como la de Cannas; no marchó sobre Roma y los itálicos resistieron.

Finalmente, la guerra es llevada a España y África. En este último continente, Aníbal con todo su ejército de regreso, es derrotado por los romanos en la batalla de Zama del año 202 a.n.e. Tras esto, Cartago es nuevamente castigada y se le privó de toda su flota de guerra, imponiéndose nuevas cargas en cuanto a tributos. El pueblo fenicio cartaginés aceptó la derrota con dignidad y nuevamente empezó a surgir de las cenizas a pesar de que su comercio se vio seriamente restringido. Poco a poco la deuda con Roma quedó saldada, y parecía que sus ganancias hacían rica a la ciudad de nuevo. El Senado entonces decide no dar tregua y en el 149 a.n.e. estalla la Tercera Guerra Púnica, la cual dura tres años y culmina con la destrucción absoluta de Cartago y un genocidio que acabó con la mayor parte de la población, cuyos pocos sobrevivientes fueron vendidos como esclavos. Era el año 146 a.n.e., cuando finalmente los fenicios desaparecieron de la faz de la tierra y de la escena histórica; habían sido los romanos lo que concluyeron la obra iniciada por Alejandro Magno.

Para conocer más de los fenicios

Cada ciudad estado estaba gobernada por un rey, seguido de un órgano legislativo de 300 miembros así como por un consejo de unos 100 miembros que tenían algunas funciones judiciales. El modo de gobierno era uno de tipo oligárquico dominado por la nobleza comerciante. Cartago fue más tarde convertida en república, pero de igual modo, de corte aristocrática. Ahora dejemos de lado la política y hablemos de los grandes legados culturales de este pueblo. Antes que nada fueron unos hábiles tejedores y teñidores del púrpura, por lo cual se les considera fundadores de la tintorería. Para la fabricación de este tinte de un color llamativo, emplearon la glándula de un molusco marino el Murex purpura. Si se exponía al sol primero se adquiría un color verde, que pasaba a ser un rojo y finalmente violáceo. Tenía facultades de no decolorarse. Obviamente las ropas u objetos que llevasen este color sólo pertenecían a nobles y clases acaudaladas, pues cada molusco sólo producía unas gotas, necesitándose millones de ellos al año.

En el aspecto religioso adoraron a Baal divinidad del trueno y la lluvia, Alyan, que regulaba las aguas de los manantiales y subterráneos; también tenemos a Mot, el protector de las cosechas y Astarté la diosa de la fecundidad que para ellos era la luna. No fueron un pueblo que legaron grandes escritos y se les conoce generalmente gracias a los griegos más que por propia “pluma”, por decirlo de algún modo; ya que cuando escribían era mayormente para hablar de la contabilidad y administración de su comercio. Sus colonias y factorías no sólo se llenaron de recursos naturales, sino también humanos, pues comerciaron esclavos que tanto necesitaban los principales imperios de la época.

Entre los principales productos que exportaban estaban estatuillas, vasos, espejos, libros, joyas, tejidos, textiles, etc. En ocasiones ellos también crearon sus propias obras de arte, que eran algo así como una mezcla de expresiones mesopotámicas, griegas y egipcias. Pero el mayor aporte a la humanidad fue la invención del alfabeto con 22 caracteres o signos, una necesidad que para ellos se vio impulsada por sus relaciones comerciales. El alfabeto comenzó a difundirse a partir del año 1600 a.n.e. y como era práctico a comparación de la escritura cuneiforme, fue adaptado por muchos pueblos, siendo los griegos los que pronto lo asimilaron, que serviría para de base también para el alfabeto latino, y haciendo que llegue hasta nuestros días.


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