Los dibujos eran bastante poco inspirados, con bordes gruesos más propios de un Stick-Stack que de un personaje de la tele, de acabado tosco y colores escogidos a mala leche.
Los escenarios, se repetían una y otra vez de tal forma que cuando los Fruittis andaban de un lado a otro, el público experimentaba un Déjà vu continuo.
Básicamente era lo que hacían, andar de un lado a otro y hablar en primer plano. Los personajes flotaban por encima del escenario, sin quedar integrado fondo y muñeco en ningún momento.
A lo largo de la serie, los Fruittis vivieron un sinfín de aventuras y realizaron numerosos viajes a parajes exóticos. Y esto, básicamente, es de lo que trata la serie.
La cruda realidad es que no tardaron mucho en plagiarse a sí mismos, fotocopiándose argumentos y repitiendo viajes sin ningún tipo de pudor.
Cada dos por tres volvían a Mexico, Canarias o París.
Los Fruittis también se preocuparon por el medio ambiente; en un episodio, ayudaron a un esquimal a espantar a unos cazadores de focas. En otro, viajaron hasta Nueva York para convencer al dueño de una factoría de que pusiera una depuradora para no contaminar las aguas.
En realidad, la serie bien intencionada y de técnica pionera es más recordada por haber quemado retinas infantiles con sus colores fosforescentes que otra cosa; pero que fuera una maravilla o no, está aún por ver.
Personajes
Los Fruitis vivían debajo de un volcán muerto, hasta que el volcán resucitó y decidieron irse de allí. Lógico, harían flambeados con las frutas, y no era plan. Así que se fueron a vivir aventuras en las que había incluso una niña que se llamaba como el jabalí de El Rey León.
Kumba: Niña que hablaba con frutas y sus padres aún no la habían metido en un internado de niñas raras, que hubiera sido una opción.
A lo largo de esta larga y penosa serie, Kumba, que estaba más tiempo raptada que libre, recibía noticias y rumores de dónde podrían estar sus padres, y junto con Pincho, Mochilo y Gazpacho, partía hacia los más variopintos destinos en su busca. Siempre vestía con bikini aunque fueran al Polo norte a buscarles.
Fue ingresada en un manicomio por que pensaba que podía hablar con frutas. Ahora anda prostituyéndose en páginas de publicidad de contenidos móviles.
Gazpacho: Como buena serie española, no podía faltar el andaluz saleroso cabezón y necio que mete la pata cada dos por tres.
Era una piña tropical que hablaba con acento andaluz. Le pusieron un sombrerito cordobés, como si fuese un Juanito Valderrama vegetal, marrón y con la cara como Pinhead.
Como el gazpacho presenta pocas opciones de vegetal, en lugar de ser un tomate, un pimiento o incluso una cabeza de ajo, Gazpacho era una piña, producto típicamente andaluz.
Se enamoró de una piña francesa, y más tarde haría lo propio con una princesa oriental la que ya no le dejaba salir de fiesta con sus amiguitos.
Gazpacho fue el único que tuvo una carrera artística fuera de la serie de televisión: grabó un disco con Luis Miguel. Disco que murió sepultado en lo más hondo de las listas de éxitos. Si le preguntan a Luis Miguel, dirá que no existe. Cuando murió, Bob esponja uso su cadáver como casa.
Pincho: Era un cactus que acompañaba a Gazpacho Pincho, a pesar de que las malas lenguas lo identificasen como un higo chumbo. O eso era lo que creían los niños pequeños que no entendían de frutas.
Resulta que no era higo chungo, sino chumbo, un tipo de higo distinto al normal y corriente.
Era un inmigrante mexicano cuya gracia era más limitada que la de Gazpacho al no contar con un acento gracioso por tradición, se basaba en ser más tonto que un parramplas y en pinchar a Gazpacho en el culo por accidente.
Pincho se casó con Mila Ximénez, a la que encandiló con ayuda de Gazpacho, que le soplaba poemas y ese tipo de cosas que hacen gracia.
Mochilo: Personaje que no tenía nada que ver con Pocholo. Hasta que hicieron Hotel Glam, el personaje más relacionado con una mochila de la tele era Mochilo, el plátano de los Fruitis.
Su nombre no tenía nada que ver con el plátano, sino que venía de la mochila que siempre llevaba a la espalda el personaje. Era de colores amarillos y verdes que batían tus retinas a punto de nieve.
Era la voz de la razón y la conciencia. La mochila en cuestión cargaba cientos de objetos muy útiles como si fuera Doraemon.
Imágenes en exclusiva
De su muerte
Vivió siempre a la sombra de los otros dos. En teoría era de Canarias, lo cual hubiera supuesto el primer acierto de la serie de no ser porque la falta de motitas.
De la vida romántica de Mochilo no hay constancia; puede que Kumba y él vivieran una romántica historia, aunque fuera por matar el tiempo mientras Pincho y Gazpacho monopolizaban la pantalla, pero no son más que suposiciones.
Mochilo acabó suicidándose en el baño de su casa por los problemas económicos y su fuerte adicción a las putas.