Superado el mito de la “gestión del tiempo”, y una vez has entendido que lo que puedes gestionar es tu atención, es decir, que tu productividad personal viene definida por lo bien que te autogestionas, el siguiente paso es entender que los dos elementos clave para una autogestión eficaz son el control y la perspectiva. Cuando alcanzas un nivel suficiente en ambos, puede afirmarse que tus posibilidades de mejora comienzan a ser marginales, ya que tu mundo estará bajo control y tú estarás centrando toda tu atención en las decisiones correctas.
Por otra parte, el mayor riesgo al que te enfrentas una vez alcanzada esta situación es caer en la peligrosa autocomplacencia. No conviene olvidar que de lo que estamos hablando no es de un punto de destino al que se llega en un momento dado y, una vez alcanzado, se permanece en él para siempre. En realidad hablamos de una situación de equilibrio inestable que puede desaparecer, o al menos verse seriamente afectada, tan pronto el control o la perspectiva decrezcan ligeramente.
También es importante tener en cuenta que, aunque el control y la perspectiva tienen unas dinámicas fuertemente entrelazadas, su dominio implica abordarlos desde enfoques diferentes y siempre ajustados a las circunstancias concretas.
En GTD existen cinco pasos o etapas para lograr y mantener el control. Por su parte, la perspectiva se trabaja desde seis niveles distintos que permiten cubrir con garantías el corto, medio y largo plazo. Saber cuáles son estas etapas y niveles y, sobre todo, qué significan realmente y cómo utilizarlos adecuadamente, es la clave para gestionar de forma eficaz nuestros esfuerzos y poder así avanzar en la consecución de los resultados que buscamos.
Cada uno de estos once elementos tiene sus propias herramientas y requiere de la adopción de uno o más hábitos a fin de poder ser utilizados de manera óptima. Además, aunque cada uno de ellos ofrece por sí mismo resultados positivos notables, es la integración equilibrada de todos ellos lo que conduce al espectacular incremento de productividad personal que ofrece GTD como sistema.
En su lado negativo, del mismo modo que la utilización combinada de todos ellos produce efectos muy superiores a la suma de sus efectos individuales, el hecho de que sean tan interdependientes hace que tu productividad personal venga en cierto modo limitada por el eslabón más débil de esa cadena.
A este respecto, es importante destacar que la perspectiva, habitualmente pasada por alto por muchas personas que supuestamente utilizan GTD, es una pieza indispensable para el adecuado funcionamiento de todo el sistema. Por decirlo en otras palabras, si cuando usas GTD no tienes en cuenta el modelo de 6 niveles de perspectiva, nunca te acercarás al 100% de lo que GTD puede ofrecerte.
En próximas entradas veremos la Matriz de la Autogestión que propone David Allen y cómo utilizarla para evaluar fácilmente tu punto de partida e identificar dónde pueden estar las mejoras más rápidas de alcanzar.
Este artículo, Los Fundamentos de la Autogestión en GTD, escrito por José Miguel Bolívar y publicado originalmente en Optima Infinito, está licenciado para su uso bajo una Licencia Creative Commons 3.0 España.Muchas gracias por suscribirte a Optima Infinito.
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