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Los gajes y la palestra

Publicado el 26 octubre 2018 por Angeles

Ya les conté a ustedes en una ocasión que algunas veces me siento como una impostora lingüística, por utilizar palabras cuyo significado no conozco.Y no es que yo diga palabras a lo loco a ver  si acierto. Me refiero a locuciones, a expresiones fijas en muchas de las cuales hay una palabra clave cuyo significado ignoro.
Con frecuencia es fácil intuir ese significado, como ocurre, por ejemplo, en el caso de la expresión “gajes del oficio”: no cuesta imaginar que un gaje ha de ser una inconveniencia, un fastidio asociado a una tarea determinada. Pero siempre llega un momento en que esa suposición no me resulta suficiente y hasta me incomoda, porque a mí me gusta conocer los significados con exactitud y certeza, y, a ser posible, también la etimología de los términos. De esa forma asimilo de verdad las palabras, así puedo considerarlas mías y sentirme con pleno derecho a utilizarlas. Además, al buscar las palabras en el libro de las maravillas, ése que llamamos “diccionario”, con frecuencia encuentro alguna sorpresa extra que me hace sonreír y pensar en lo bonito que es esto del léxico.

Así que un día me detuve en la palabra gaje, y supe que, efectivamente, significa “molestia o perjuicio que se experimenta con motivo de una ocupación”. Pero también aprendí que antiguamente el gajeera el sueldo que se pagaba a alguien, o aquello que “se adquierepor algún empleo además del sueldo”.Esto me ha hecho pensar en que, últimamente, cuando un político se queja por algo, se lleva mucho decirle que “eso va con el sueldo”, lo cual, según se ve, es una forma pretendidamente original pero en verdad literal, de referirse, justamente, a los gajes del oficio.

La palabra gaje proviene del francés “gage”, que significa prenda, y que a su vez deriva del gótico “wadi”, prenda o fianza . Y en efecto, dejar algo en prenda es dejar algo como fianza. Y ya que hemos llegado a la prenda, podría decirse que esta palabra fue, inicialmente, una incorrección, ya que se trata una alteración de pendra.
A todo esto, quizá algunos de ustedes se acuerden de aquel pignus que pasó por aquí hace  tiempo, y que tiene mucho que ver en esto. 

Ya ven lo que digo: esto de las palabras es una sorpresa continua.Recuerdo, por cierto, que cuando era pequeña y, después de haber oído en varias ocasiones la expresión que nos ocupa, le pregunté a mi madre qué significaba eso de “gases del oficio”. Si ya eso me resultaba desconcertante, imagínense cuando supe que no eran gases sino gajes.

Otra frase en la que me detuve a pensar seriamente en algún momento es salir a la palestra. Todos sabemos que esta expresión tiene el sentido de “hacer una aparición pública” o, en sentido más amplio, comparecer ante otras personas.Pero ¿qué será una palestra exactamente?, me pregunté, contrita, un día concreto. Y entonces supe que era “el lugar donde se lucha”, y que proviene del latín palaestra, derivada a su vez del griego palaistra, que era el espacio del gymnasium donde los atletasclásicos practicaban la lucha.De hecho, en italiano el gimnasio y la gimnasia se llaman palestra, y así “andare in palestra” es ir al gimnasio, y “fare palestra” es hacer gimnasia.Todo esto lo sé ahora, pero durante mucho tiempo estuve convencida de que  palestra era sencillamente un sinónimo de pizarra, porque los maestros nos decían con frecuencia eso de “Fulanito, sal a la palestra”. Qué simpáticos. Y ahora que lo pienso, para mí salir a la palestra en clase de matemáticas era en verdad como salir a la palaistra de los griegos, a pelearme con los números, que casi siempre me dejaban fuera de combate. En fin, gajes del oficio.

palestra de Pompeya

Palestra de Pompeya



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