El pintor Arthur Heyer nació el 28 de febrero de 1872 en el pueblo de Haarhausen, estado de Turingia, en el centro de Alemania.
Autorretrato – 1926
Fue el segundo hijo de Georg Hermann Heyer, el maestro del pueblo, y de su esposa Friederice. En 1875, la familia se trasladó a Gotha, una ciudad mucho mayor, donde cursó los estudios primarios.
A los 18 años ingresó en el Centro de Artes Decorativas de Berlín y estudió con el profesor Max Friedrich Koch. Permaneció en esta ciudad durante cinco años, hasta 1895, ganándose la vida mediante la publicación de dibujos en diversos semanarios, sobre todo el satírico “La Avispa”, dirigido entonces por Eugen Richter. También en esta época viajó en varias ocasiones a la zona de Transilvania que todavía pertenecía a Hungría.
En 1896 se mudó definitivamente a Budapest, entonces parte del Imperio austrohúngaro, para trabajar en la Editorial Tarulat, y obtuvo la nacionalidad húngara en 1900. Diez años después tuvo su primera exposición en esta ciudad, a la que siguieron otras en Hungría y Alemania.
En 1911 recibió el Premio Conde Andrássy, y poco después expuso en el Palacio de Cristal de Múnich y en el Künstlerhaus de Viena. El duque Carl Eduard le nombró profesor en 1913. Entre 1914 y 1918 fue uno de los numerosos artistas que trabajaron en Berlín para retratar la I Guerra Mundial.
En 1919 publicó dos libros infantiles que él mismo ilustró con dibujos de animales, En Wunderwald, ein Märchen (En el bosque maravilloso, un cuento de hadas) y Niki, eine drollige Hundegeschichte (Niki, la historia de un perro gracioso).
Falleció a los 59 años, el 31 de julio de 1931, en Budapest, su ciudad adoptiva, donde se le honró con un funeral de Estado. Está enterrado en el cementerio de Kerepesi.
Además de sus dibujos satíricos, Arthur Heyer se dedicó sobre todo a pintar animales, muy especialmente gatos, y entre estos únicamente a persas blancos. Se rumorea que tuvo un perro llamado Mucki, aunque no podemos confirmarlo. Sabemos que hizo decenas de cuadros de magníficos persas blancos como la nieve, de los que publicamos unas cuantas reproducciones, y que al parecer muchos de sus cuadros fueron encargos. Pintaba en un estilo naturalista propio de la época, aunque muy estático. La mirada sus animales parecía pérdida, sin mucha expresión. Aun así, era un pintor hábil y elegante. Hoy en día existe una cantidad ingente de reproducciones de cuadros suyos, sobre todo de gatos, hasta el punto de que se le ha dado el apodo de “Cat Heyer”.
Si les gusta la obra de este pintor, les recomendamos que entren en este enlace http://www.thegreatcat.org/the-cat-in-art-and-photos-2/cats-in-art-20th-century/arthur-heyer-1872-1931-german-hungarian/ Se trata de la página “The Great Cat”, de la que es autora Laura Vocelle, que publica semanalmente una entrada sobre pintores y gatos. Los textos son cortos, pero la documentación, enorme. Una página muy recomendable para los amantes de los gatos.