La cueva denominada Alkerdi en la localidad navarra de Urdazubi/Urdax, ya conocida desde hace mucho tiempo, saltaba a primeros de septiembre de 2016 a las páginas de la prensa escrita por una investigación que ha conjugado la Espeleología, la Geología y la Arqueología en la que se han descubierto los grabados prehistóricos más antiguos de Navarra.
Han aparecido en una zona de difícil acceso lo que puede sugerir que tenían un carácter mágico o religioso, más que estético con mayor excepcionalidad por estar asociadas a un paleosuelo intacto. Ya se habían descubierto útiles de sílex, industria ósea y ahora alrededor de 20 grabados que estaban tapados parcialmente por la precipitación de carbonato cálcico y que representan ciervos, caballos y bisontes. Esta técnica nos remite al Magdaleniense antiguo, 17.000 años a.C. en la era Paleolítica, en la etapa de los Cromañones, quienes representaban a los animales de perfil a excepción de la cabra montés que se dibujaba de frente.
La consejera de Cultura, Ana Herrera , tras la sesión de Gobierno en la que se ha conocido el informe elaborado por la Sociedad Aranzadi indicó que “Se trata de grabados que a primera vista no pueden tener el valor de las pinturas de Altamira, pero que su valor arqueológico es de similar importancia y que de este modo Navarra entra a formar parte del ámbito natural y cultural de manifestaciones prehistóricas similares en los territorios del Pirineo” , manifestaciones que gozan con la protección jurídica de Bienes de Interés Cultural (BIC).
El problema radica que esta cueva, con dos entradas, Berroberría y Alkerdi, cuyo volumen y dimensiones eran desconocidas hasta la fecha, está situada en la zona de explotación de una cantera que lleva a cabo su actividad a cargo de la empresa Mármoles Baztán, lo que complicaría el tema del estudio y conservación de la misma.
No ha transcendido mucho más de este tema a la espera de solucionar el posible conflicto que se crearía en el caso de continuar la empresa con los métodos habituales de trabajo.
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