Revista Cultura y Ocio

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidas

Publicado el 26 octubre 2021 por Littlenemoskat @littlenemoskat
Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidasConocimos a Catherine Meurisse con esa catarsis desgarradora que fue La levedad; una sacudida emocional que funcionaba como despedida a los amigos, como homenaje póstumo a las víctimas de la matanza terrorista de Charlie Hebdó en 2005 y como amarga reflexión acerca de las coartadas del horror. 

Después de aquella conmoción, nos encontramos ahora a una Meurisse más amable, divertida y adánica. Los grandes espacioses un canto a la infancia, pero es, sobre todo, una carta de amor a la naturaleza; no a una naturaleza abstracta, sino a aquellos árboles, flores y plantas, con sus nombres y cualidades botánicas, con los que la autora convivió en su niñez; y también a las historias y evocaciones literarias que acompañan a su recuerdo. 

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidas

Cuando era una niña, los padres de Meurisse decidieron mudarse al campo, abandonar la gran ciudad y empezar una nueva vida en un entorno rural. Los coleteos de la era hippy habían despertado un espíritu ecológico entre cierta intelectualidad occidental: ciudadanos educados de clase media-alta que abandonaban su espacio socio-económico y una buena situación laboral, para recuperar sus raices rurales, volver a la naturaleza y reivindicar una agricultura sostenibe. Los grandes espacios nos cuenta ese episodio de la vida de Meurisse, y lo hace desde una mirada al pasado cargada de nostalgia y agradecimiento. En su memoria se enlazan las correrías y los divertimentos infantiles de Meurisse junto a su hermana con las vivencias que ayudaron a forjar esa nueva vida junto a su familia. En el relato conviven las centifolias, las higueras y las aguileñas con detalles artísticos, literarios y familiares que ayudaron a enriquecer la biografía de la protagonista. 

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidas

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidas

Meurisse comparte estilo gráfico con esa generación de autores franceses (los Sfar, Blain, Larcenet y Sattouf) que han hecho de la línea suelta esquemática un vehículo para desbordar géneros y acercarse a la autobiografía desde el humor y cierta mirada ironica hacia la historia. Como ellos, la autora francesa maneja con originalidad las metáforas visuales e introduce ingeniosas digresiones narrativas que ayudan a romper la suspención de la incredulidad en aras de la complicidad lectora a partir de cierta comicidad surrealista. De este modo, el relato se aparta de la linealidad para adentrarse en una subjetividad narrativa (la de la niña Meurisse, en este caso) entregada a los caprichos de la imaginación, el recuerdo y una recreación episódica del pasado que tiene mucho de ensoñación nostálgica. Las referencias continuadas a lecturas, cuadros y eventos culturales se integran con fluidez, como pequeños metarrelatos, en el marco general de una historia deliciosa, que rezuma bonhomia y amor a la vida.

Por eso, Los grandes espacios es un cómic para levantar el espíritu, un ejercicio de reconciliación con el arte, la literatura, la arqueología... y la naturaleza.

Los grandes espacios, de Catherine Meurisse. Remembranzas florecidas

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