En general, no solo en Latinoamérica o Europa, sino en todo el mundo, el porcentaje de empresas familiares ronda la media de entre 70% y 80%; en algunos países más que otros. Incluso, en el caso de algunos de Europa y América Latina, tienen más empresas familiares que los países nórdicos y superan el 90%. En Italia, Portugal, Grecia y España estamos rondando el 80%.
En la media en que vamos para arriba, a lo mejor hay entre 60% o 75% como mucho. En el caso de Latinoamérica pasa lo mismo, pero la cantidad está rondando, como mínimo, el 70%.
¿Cuándo hablamos de empresas familiares se trata de grandes empresas o también las hay pequeñas y medianas?
En casi todos los países, cuando hablamos de empresas más importantes, normalmente el 50% de estas son familiares. Y cuando las comparamos frente a pymes, aquí es importante aclarar que por grandes empresas no nos referimos a tamaño, sino a la duración. Hay empresas de cuatro, cinco, seis y 10 generaciones y en algunos casos, estamos hablando de empresas milenarias. En Europa tenemos aproximadamente 10 empresas milenarias y de más de medio siglo tenemos alrededor de 100.
No son compañías muy grandes en dimensión, pero por duración podríamos decir que tienen, "entre comillas", sus secretos de gobierno que nos llevan a preguntar qué hacen ellas, que no hace la mayoría para mantenerse en el tiempo.
Y entonces, ¿en qué consiste ese secreto?
El gran legado que dejan las empresas familiares es la duración y su capacidad de gobierno interno. Los protocolos familiares son, indudablemente, la clave de la duración de las empresas familiares.
¿Qué entendemos por protocolos familiares?
Son las normas de gobierno interno, pues sin estas, lógicamente las familias se van desmembrando en distintas ramas: padres, hijos, primos, nietos, familiares políticos y consanguíneos... En fin, hay una complejidad importante de estas empresas respecto a las que no son familiares, y su modelo de gobierno interno también es más complejo. La clave fundamenta está en su capacidad de aprender a gobernar.
¿Cuándo hablamos del gobierno interno necesariamente nos referimos a su modelo gerencial?
Las empresas familiares tienen una complejidad interna en la estructura que implica también normas de gobierno que tienen que ver no solo estrictamente con lo gerencial, pues en eso no hay diferencia con una empresa no familiar. La gerencia de una empresa debe llevarse igualmente sea familiar o no.
Hay una cierta dimensión que normalmente se concibe con las pymes familiares; o sea, cuando pasa de la generación fundadora a la segunda. Ahí decimos que es importantísimo que la gerencia se profesionalice e invitamos incluso a la segunda generación (en la medida en que la dimensión lo requiera) a que la gerencia de la empresa ya no sea del todo familiar, sino que la ejerzan personas contratadas por la familia.
O sea externa, pero por supuesto, de confianza. Normalmente, es alguien que lleva trabajando en la compañía familiar muchos años. Por tanto, la familia se va concentrando en los niveles de decisión por encima de la Junta Directiva o la de accionistas. La directiva está para llevar el negocio y la gerencia, para llevar las operaciones internas en la empresa.
¿Cuáles son los principios de los protocolos de las empresas familiares?
Para empezar, los protocolos no dejan de ser nada más que un recorrido por todas aquellas variables que tienen complejidad de dirigirse. Y el apartado de los principios, abarca todo lo que tiene que ver con los valores de la familia empresaria y, por otra parte, lo que se plantea con la estructura de gobierno de una empresa familiar.
Una compañía necesita una gerencia, una junta directiva y también una de accionistas, pero si es una empresa familiar, requiere una junta, consejo o asamblea de familia que no tiene por qué coincidir con el accionariado, aparte de toda esa estructura de gobierno que de algún modo puede complementarse.
También está la parte que tiene que ver con los acuerdos de trabajo y política de personal para los familiares, que hacen referencia a políticas de incorporación y salida, las condiciones para entrar a trabajar en la empresa, los acuerdos retributivos; la profesionalización de los sucesores, entre otros.
Otro apartado está relacionado con los acuerdos de la propiedad, pues al ser una empresa familiar, los fundadores pueden ser una pareja o un familiar; por tanto, son socios de dos sociedades económicas, la mercantil o de comercio, y la civil o matrimonial, por lo que se tiene que abordar toda una serie de cuestiones que hacen referencia a la transmisión y muy en concreto, lo testamentario.
Luego, en general, en todos los protocolos hay un apartado sobre los acuerdos solidarios y de mediación, donde se plantean los valores de la familia y cómo se materializan a lo interno, con los empleados y con la sociedad civil.
¿Qué tan determinante es para la continuidad de las empresas contar con un protocolo familiar?
Normalmente, cuando una empresa familiar pone sobre la mesa unas normas de gobierno (en el momento de transición de la primera a la segunda generación) que llamamos protocolo familiar, tiene más posibilidades de traspasar su continuidad intergeneracional y esa es la clave del protocolo, porque sirve no solamente para el ámbito legal.
A diferencia del estatuto de sociedad, que es solamente de derecho mercantil, este es un conjunto de tres derechos: mercantil o de comercio, matrimonial y derecho privado; y ayuda a comprender las preocupaciones que otras empresas familiares han tenido y han resuelto. Justamente esas resoluciones sirven de inspiración para que una familia empresaria escriba su propio protocolo.
¿Qué importancia tienen las empresas familiares en la sociedad?
Las empresas familiares han sido las primeras instituciones sociales. Desde el principio de la especie humana, cuando dejamos de ser recolectores y empezamos a convertirlos en productores, comenzamos a convertirnos en empresarios y la empresa nace porque hay familias previamente.
Hemos tenido que aprender poco a poco a ser empresarios porque las empresas originarias eran familiares.
Si no existieran las familias no existirían las empresas y posiblemente, tampoco no existiría la sociedad; por tanto, cuando hablamos de familias empresarias y de gestionar/gobernar empresas familiares, a diferencia de las que no lo son, en la gobernanza hay aspectos que no son estrictamente financieros o de producción, sino psicológicos, sociológicos o jurídicos que van muy unidos. Por eso tiene tanta importancia el instrumento de los protocolos familiares a la hora de gobernar una empresa familiar y procurar su continuidad social.
Fuente https://www.prensalibre.com/economia/fernando-nogales-los-grandes-legados-de-las-empresas-familiares-son-su-duracion-intergeneracional-y-su-gobierno-interno/