El pelotón rueda deprisa acercándose al comienzo del puerto de montaña. Hay nervios entre los más fuertes de la carrera por ver cómo responderán al cambio de desarrollo y la llegada de las dificultades orográficas. La carretera se empina y parece haber una calma tensa entre todos. De repente, un par de ciclistas morenos y de cuerpo afilado saltan por un lado. Después otro y otro más. En poco tiempo todo se ha roto, y multitud de corredores colombianos transitan entre las primeras unidades de la carrera.
Este escenario, que le resultará familiar a cualquiera que haya conocido el ciclismo de los años ochenta, se repetía cada vez que aparecía la montaña en alguna gran vuelta. Era entonces cuando los colombianos encontraban el lugar apropiado para expresarse atléticamente. Eran esas montañas las que ellos domaban con aparente facilidad, llevando desarrollos imposibles, e introduciendo un elemento nuevo e imprevisible en el anquilosado ciclismo europeo. Y todo ello lo hacían vistiendo los colores de algunos de los equipos más legendarios que han existido en los últimos treinta años de ciclismo.
![Los grandes sponsors colombianos. El ciclismo colombiano es, sobre todo, el gran Lucho Herrera](https://m1.paperblog.com/i/257/2576871/grandes-sponsors-colombianos-L-XSYp3B.jpeg)
El ciclismo colombiano es, sobre todo, el gran Lucho Herrera
Easy AdSense by UnrealEl principal de ellos es, cómo no, el mítico Café de Colombia. Y este equipo, a su vez, aparece unido de forma indisoluble a la figura del mejor escalador que jamás haya visto Colombia: Lucho Herrera. Fue de la mano del “Jardinerito” como los colombianos desembarcaron en Europa de forma masiva, tras los primeros tímidos intentos de gente como Patrocinio Jiménez. Pero fue el talento del ciclista de Fusagasugá el que hizo decidirse a Jacques Goddet para invitar al Café de Colombia al tour de Francia. Allí su maillot blanco con los colores de la bandera del país, sus bicicletas con la cinta del manillar amarilla y las figuras morenas y delgadas saltando en cada puerto de montaña se hicieron muy pronto reconocibles para el gran público, aportando un toque nuevo de color y exigencia atlética al anquilosado ciclismo europeo, que veía en esos años ochenta como la globalización llegaba también a este deporte centenario.
Al amparo de este éxito pronto surgieron otros equipos para albergar a las nuevas hornadas de una cantera que parecía ser inagotable. Así empresas como Varta, Postobón o Ryalcao patrocinaron nuevos conjuntos en los que corrieron hombres tan conocidos como Fabio Parra o Álvaro Mejía.