Los estadounidenses se fijaron en un juguete muy popular entre los niños en esa época, que se llamaban "grillos", que consistía en una hoja de acero que emite un "clic" cuando se pulsa y un "clac" al soltarlo. El ejército solicitó a las empresas J Hudson y Co Ltd de Birmingham Inglaterra del grupo ACME (si, existe y no solo en los dibujos del coyote y el correcaminos) la fabricación de varios miles de estos juguetes de latón, algunos de latón cromado. Recibieron el nombre de "Clicker Nº 470".
Estos "grillos" se le proporcionaron exclusivamente a los paracaidistas de la 101ª División Aerotransportada unos días antes del 6 de junio de 1944. El código para su uso consistía en un "clic-clac" para pedir la identificación y la respuesta debía ser dos "clic-clac". Su uso se restringía a la noche previa al desembarco en las playas, que se debía realizar a las 6:30 horas, ya que durante el día no tendría ninguna utilidad. Además se desarrolló un código oral válido solo hasta las 24 horas después del Día-D que consistía en utilizar la palabra "Flash", una palabra que se debía contestar con "Thunder". El segundo día, el código se convirtió en: "Hustle" - "Along". También se usaron otros medios como el humo, carteles, luces o banderas.
Los paracaidistas eran libres de colgar sus grillo donde quisieran. Algunos lo llevaban en los bolsillos de sus guerreras o los pantalones, otros lo colgaban alrededor del cuello o en el casco. Hoy en día, los "grillos" originales son muy apreciados por los coleccionistas y muy raros, ya que la mayoría de los paracaidistas se deshicieron de ellos. Se venden reproducciones en las tiendas de recuerdos, incluso fabricadas por los mismos que hicieron las originales del Día-D, y no es raro oír su "clic-clac, clic-clac" por Normandía.
En la película "El día mas largo" (The Longest Day) se puede observar muy bien como se usaban estos "grillos" y donde un soldado norteamericano confunde su sonido con el del cerrojo de un Mauser Kar 98k alemán
El General Maxwell D. Taylor, comandante de la 101 División Aerotransportada, cuenta en sus memorias:
Llevaba mi pistola en una mano, mi grillo en la otra (...) Me arrastré a lo largo del seto en busca de un paso. Cuando lo encontré, escuché un gran revuelo al otro lado. Preparé mi arma. Entonces escuché el clic-clac. Ese era el sonido más agradable que oí en toda la guerra.Para saber más:
The Uncertain Trumpet, del General Maxwell D. Taylor
101 Airborne
Warfare History Network
WW2 Nation