La palabra guachinche no está recogida en la Real Academia de la Lengua española, pero sí en wikipedia, por ejemplo, para los que quieran saber qué son. Hace no mucho tiempo, pregunté la definición exacta de guachinche en mi facebook y algunos amigos me dieron pistas: son locales abiertos en los bajos de las casas o garajes, ofrecen para comer dos o tres platos como mucho y el vino es de propia cosecha. ¡Ah! y en cuanto el vino se acaba, el guachinche se debe cerrar hasta la próxima vendimia. Eso es lo que me dijeron. Ahora, vuelvo a pensar en estos locales -que me encantan- a raíz de una noticia: la Cámara de Comercio y el Cabildo de Tenerife piden a los ayuntamientos que sancionen a aquellos “falsos guachinches” que hacen la competencia a los restaurantes y bodegueros. ¡Vaya! no sabía que los guachinches tenían tanta fuerza, tanta aceptación. Locales populares, acogedores y amables, con buen ambiente y agradables, de andar por casa, son queridos por la mayoría y echan un pulso a los restaurantes y bodegueros en una época que no está para risas ni para muchas bromas. Me recuerda un poco al movimiento social 15-M, tan comprendido y apoyado por casi todos y, por eso, machacado por la clase política y los empresarios. ¿Tiene sentido esta analogía? Bueno, el caso es que eso es lo que me parece. ¡Vivan los guachinches! y ¡viva el 15-M!