Los hijos de Khashoggi

Eso me decía mi madre cuando le pedía dinero para salir: "pides más que las Hermanitas de la Caridad, ¿pero tú te crees que eres la hija de Khashoggi?" Se ve que en esa época los adolescentes también demandaban más pasta de la que sus padres consideraban necesaria para sus gastos.

Este es un aspecto bastante recurrente en las conversaciones entre padres, "cuando yo era joven no salía nunca a desayunar", "yo no me fui de viaje hasta que cumplí los 20 años", "¿un fin de semana en un hotel? Yo no supe lo que era eso hasta que estaba trabajando" y así podríamos seguir hasta el infinito y más allá. Y es que el cuento ha cambiado mucho, yo me iba de acampada a Fuerteventura y mis hijos se van de viaje a Centroeuropa, yo salía a dar una vuelta con mis amigos y nos hartábamos a pipas, mis hijos salen y se van a cenar a un italiano, yo iba a un concierto en la plaza de toros y ellos se van de festivales para el sur. El cambio generacional ha sido brutal, pero esto ha ocurrido siempre, de nuestros padres a nosotros hay un abismo. Mi madre casi empezó a viajar después de casarse, ella no iba a conciertos, se ponían el tocadiscos y montaban un guateque en el paseo del pueblo y nunca se fue a un hotel de fin de semana hasta bien mayor. Pero seguro que también tuvo una adolescencia diferente a la de sus padres.

Entiendo que las cosas cambian para bien, que los padres siempre han querido darle a sus hijos lo que no tuvieron ellos, que todos hemos sido un poco 'hijos de Khashoggi', que cada vez estamos más cerca de nuestros hijos y aquella distancia que había entre nuestros abuelos y sus padres es algo impensable en la actualidad. Somos capaces de ponernos en su lugar y queremos que disfruten a tope de esta etapa que no vuelve, antes de que pasen a la siguiente, cuando sus responsabilidades sean más grandes y, en cierto modo, la volvemos a vivir a través de ellos.