Vimos uno. No nos llamó tanto la atención. Después otro. Y otro más. Ya era un poco extraño. No nos imaginamos que fuera algo 'común' en África. Pero parece que lo es, por lo menos más de lo que uno se imagina.
Hasta hace unos años eran considerados peligrosos y su sola presencia era sinónimo de mal augurio. Además, y por el contrario, otros consideraban que su sangre y sus órganos tenían poderes especiales que beneficiaba la obtención de riquezas. Al enemigo natural que es el Sol, y que en África parece ser más fuerte que en otros lugares del mundo, se le sumaban los enemigos humanos, quienes llegaron hasta matar y descuartizar a estas personas. Y, como si fuera poco, algunas creencias culpaban a las madres por haber tenido relaciones con un hombre blanco o por haber comido maíz blanco antes de ser fecundadas.
Pero lo único diferente que tienen estas personas es que sus cuerpos no producen melanina, una sustancia que tiene el rol de darle color y protección a la piel, el cabello y el iris del ojo. Estamos hablando de los albinos. Los albinos africanos.
No es que nunca hayamos visto un albino, pero verlos con los rasgos físicos de los hombres y mujeres de raza negra, y con la piel blanca como la luna, el pelo rubio como el sol y los ojos tan claros que parecen transparentes es algo que no imaginábamos. Al principio, creímos que el primer albino africano que vimos en Botswana, al comienzo de nuestro viaje, era una excepción. Pero a medida que avanzábamos por el territorio africano veíamos más. Sobre todo en Mozambique. Así que cuando llegamos a la casa de Filipe, nuestro amigo portugués que nos alojó en Maputo, no pudimos evitar preguntar. No solo nos explicó que el gen que produce el albinismo es muy común en la raza negra, sino que nos mostró este libro:
Filhos da luna (Hijos de la Luna) es el nombre de este libro que muestra retratos de albinos y sus familias. Es una obra de Solange Dos Santos y Dominique Andereggen.
Uno de los albinos africanos más conocidos es el cantante Salif Keita, una de las mejores voces del continente, según los especialistas en el tema. La pérdida de su hermano albino por cáncer de piel y la discriminación que él mismo sufrió de pequeño lo llevaron a invertir parte de su dinero en la creación de una fundación para integrar a los niños albinos a la sociedad y mejorar su calidad de vida. Si bien se siguen conociendo casos de matanzas y superstición hacia ellos, estas acciones contribuyen a mejorar la situación, aunque queda mucho por hacer. Ojalá, pronto, puedan integrarse a su sociedad sin problemas ni prejuicios.
Esta es la única foto que tomamos de un albino, y a la distancia. Fue en un recital en la localidad de Macia, en Mozambique.
Una característica de este pedacito del mundo que no conocíamos y quisimos compartir con ustedes. Gracias por acompañarnos en #Africamagica. Todavía nos quedan algunas cosas para compartir.