Hay tantas creencias y religiones como pueblos en la Tierra, algunas alaban a un único Dios como creador y salvador, otras poseen todo un panteón de deidades que cuidan y castigan a la humanidad por sus acciones y aunque hiera algunas sensibilidades y espante a unas cuantas almas impresionables también forma parte de esta amalgama de creencias religiosas el culto y devoción a Satán.
Reconocida legalmente en Estados Unidos y fundada el 30 de abril de 1966 por Antón Szandor LaVey, la Iglesia de Satán es una organización religiosa que difiere enormemente de la creencia generalizada sobre el satanismo y aunque su nombre invoque a la mente sombras y brujas que se bañan en sangre de niños, la iglesia satánica posee un carácter fundamentalmente ateísta y simbólico.
Sus preceptos rechazan la ejecución de sacrificios humanos o de animales, las profanaciones que algunos enajenados cometen escudándose tras el calificativo de "satánicos" y repudian abiertamente a la religión cristiana pues de acuerdo a su fundador dicha religión actúa como una plaga cuyo objetivo es atemorizar, reprimir y limitar la capacidad de pensamiento.
El mismo LaVey en su libro "La biblia Satánica" recuerda las enseñanzas de Nietzsche y niega la existencia del diablo como una entidad real y descriptible a la par que acusa al cristianismo de haber empleado la figura del demonio para atemorizar a millones de personas convirtiéndolo en una de sus mejores herramientas para controlar a sus devotos.
Para la Iglesia Satánica, el diablo es considerado la representación de la inteligencia y la humanidad, por lo tanto los satanistas laveyanos no son adoradores del demonio pues sus preceptos rechazan la dualidad entre el bien y el mal, viendo al mundo desde un prisma, a través del cual nada puede ser prohibido, pues es "humano" y todo está en la "inteligencia" de la Tierra.
Son comunes las malas interpretaciones populares respecto al movimiento y la Iglesia de Satán debido
a los tonos sombríos que la igualan al satanismo malévolo y aberrante en lo que respecta al uso de vestimentas rituales y el empleo del Sello de Baphomet como su insignia principal, cuestiones que responden a un objetivo mayormente comercial.A pesar de que el número de adeptos nunca ha sido abiertamente revelado, se conoce que poseen seguidores en disímiles naciones pero dista mucho de ser un movimiento de masas y no es el nido de horrores sangrientos que saltan a la mente con la mención de su nombre. Es un sistema que sintetiza la comprensión de la naturaleza humana, mezclándola con las ideas de filósofos que abogan por el materialismo y el individualismo sin revindicar una inspiración sobrenatural y mucho menos regocijarse en las entrañas de una oscura deidad ancestral.