En el mismo año en que accidentalmente disparó el tiro que le costó la vida a su hermano Alfonso de Borbón, el príncipe Juan Carlos conoció a dos mujeres, una en Barcelona: María Bach Ramón, la madre de Albert Solà Jiménez, y otra en Francia: Lilianne Sartiau, quien tuvo a su hija Ingrid Sartiau.
El Juzgado de Primera Instancia número 34 de Madrid acaba de dictar un auto en el que inadmite a trámite la segunda demanda de paternidad interpuesta por Alberto Solá Jiménez contra el Rey Juan Carlos apelando de nuevo a la figura de la “inviolabilidad”. Ya en octubre del año pasado ocurrió algo similar, cuando el propio Solá y una mujer belga llamada Ingrid Jeanne interpusieron sendas demandas con idénticas pretensiones y resultado.
Alberto Solá volvió a intentarlo. Contrató los servicios de un nuevo abogado que redactó por segunda vez una demanda, presentada en los juzgados el pasado 15 de octubre, a la que ha tenido acceso Vanitatis. En esta ocasión se aportaban nuevas pruebas que tenían por objeto evidenciar la filiación (entre ellas dos cartas firmadas por la Casa del Rey) y se incluía también en la reclamación a la madre biológica con la intención de esquivar el concepto de la inviolabilidad. En el caso de que el juez lo invocase de nuevo, el demandante solicitaba en el documento la exhumación del cadáver de Don Juan, padre del Monarca, por ser el familiar más cercano en línea ascendente, con objeto de que se realizasen las pruebas de ADN pertinentes.
Sin embargo, la segunda demanda ha corrido la misma suerte que la primera. El auto del juzgado número 34 de Madrid, al que también ha tenido acceso este portal, archiva la causa “en vista de lo que dispone el art. 56.3 de la Constitución, que establece: La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. A lo largo de siete folios, el magistrado justifica la inexistencia de irresponsabilidad política del Jefe del Estado en la tradición de los textos constitucionales de todos los regímenes democráticos actuales, “bien correspondan a regímenes políticos monárquicos o republicanos”, y asegura, algo que ha generado siempre debate incluso entre catedráticos de Derecho, que “está al margen de cualquier acción que se dirija contra su persona, incluidas las que se ejerciten ante la jurisdicción civil, como es la que tiene por objeto la reclamación de la paternidad”.
La salida del Rey Juan Carlos del trono español ha sido una buena oportunidad para que sus supuestos hijos no reconocidos salgan nuevamente a la luz pública a reclamar su lugar en la vida del patriarca borbón.
Albert Solá Jiménez e Ingrid Sartiau han solicitado que se realice la prueba de ADN. Supuestamente sus respectivas madres fueron parte de la vida sentimental del monarca.
La vida de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias no ha sido fácil.
Ingrid Sartiau, residente en Gante, es hija Liliane Sartiau, una mujer que conoció al monarca en 1956, en Francia. La pareja se reencontró diez años más tarde, en una feria en Luxemburgo. Nueve meses después nació la niña.
Por su parte, Albert Solá Jiménez interpuso una reclamación para que se reconozca ser hijo biológico de Juan Carlos de Borbón y de Anna María Bach Ramón.
Nació en Barcelona en 1956, siete años antes que la infanta Elena, la hija mayor de los reyes.
Asegura ser fruto de la relación entre el entonces príncipe y esta mujer residente en Barcelona. Al parecer, fue robado por unas enfermeras a su madre, en la Casa de la Maternidad, y trasladado a Ibiza. En 1964 fue dado en adopción a la familia Solà Jiménez, de Sant Climent de Peralta, Girona.
Una paradoja que divierte a la prensa es que el hombre es miembro de la Plataforma per Catalunya (PxC), un partido que basa en el rechazo a la inmigración y promueve la separación de los catalanes del Reino de España.
De comprobarse que Solá Jiménez, de 56 años, es hijo de Juan Carlos será su primogénito y tendría derecho a reclamar el trono.
El príncipe Felipe, de 44 años, será ungido rey en las próximas horas y no quiere saber de nada con esta historia de presuntos hijos bastardos.
Hasta ahora los reclamos no han tenido respuesta positiva del Poder Judicial español.
Dos juezas de primera instancia rechazaron en 2012 tramitar la demanda de paternidad de los dos supuestos hijos del rey Juan Carlos de Borbón.
La razón: el rey es inviolable tanto en su actuación como jefe de Estado como en su vida personal. Así lo establece el artículo 56 de la Constitución. Por si fuera poco, no existe norma legal que permita a un juzgado conocer una demanda contra el rey.
Pero en contraposición hay dos personas que reclaman el derecho fundamental a su identidad, un derecho human inalienable.
Sartiau y Solá Jiménez se realizaron un ADN entre ellos y resultó que hay un 91% de probabilidad de que sean hermanos.