Revista Cultura y Ocio

Los hijos malditos de Lampedusa

Por La Cloaca @nohaycloacas

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El continente entero

se retuerce, se tambalea

se desplaza, dando tumbos

moribundo y sin entender.

A África le palpitan las Sabanas,

le arden los desiertos,

rompen las olas de la costa

contra la costa misma,

y lanzan cuerpos desbocados

abocados a un sufrido devenir.

El lugar primero del hombre

ahora es el último

hacia el que mira la humanidad,

pero el único en tener el valor

de encontrar

lo humano en lo inhumano.

Occidente, que no quiere ser refugio

erige su falsa grandeza

sobre el tamaño de sus muros,

separando la tierra

– que es tierra y está unida –

de los que son sus hermanos

por derecho propio,

por pasado ancestral, inalienable.

Hay papeles inventados

que valen más que la vida,

y deciden quién puede,

o no, vivir,

y dónde.

Y así la propia vida

se difumina del papel

sin dejar rastro en los registros,

sin haber sido vida

sin haberse vivido

sin haber

vivido

siquiera.

Las blancas conciencias

son pequeñas, diminutas,

ilusorias,

tanto como altas y largas

las vallas que las rodean,

infranqueables.

Y van dejando que el mar,

más que mar, sea fosa común,

y más que común, sea de un solo lado,

donde también se hunde

nuestra vergüenza,

que sustenta y perpetúa

diferencias infundadas

entre los hijos benditos

de la religión

y los hijos malditos

de la historia.

Y entonces a mí,

como a tantos otros,

desmembrados con su tierra

desmembrada con mi tierra,

me llora el alma

y de la sal.. me salen branquias.

Sandra Zamora


Los hijos malditos de Lampedusa

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