La descripción de los horarios en los Países Bajos es una de estas cuestiones que, dependiendo de las ganas de hablar con que te hayas levantado por la mañana, puede resultar tanto complicadísima de expresar como abrumadoramente sencilla. ¿Cuándo vas a encontrar las tiendas abiertas en Holanda? La respuesta corta: cada cual hace lo que le sale de los mismísimos cojones. La respuesta larga intentaremos desarrollarla en el artículo que sigue.
Empezaremos por describir brevemente cómo se distribuye en Holanda una jornada cualquiera. Como en todo rincón de este planeta se levanta uno por la mañana y desayuna. Un desayuno ligero, tampoco penséis que los neerlandeses se meten entre pecho y espalda un platazo de salchichas con panceta como sus vecinos británicos. Y siempre en casa, que todo bar que se precie (y si no se precia también) sigue a cerrado a cal y canto esas horas tan intempestivas.
La comida, si se le puede llamar comida, no se hace esperar demasiado pues a las doce o como mucho doce y media ya está todo el mundo desempacando su sandwich de dos mantequillas (la normal y la de cacahuete) con queso y/o virutas de chocolate (se sabe de expats incapaces de tomarse a su jefe en serio después de presenciar como ingiere sin ningún tipo de pudor el mítico sandwich de alegres canutillos).
Tras digerir estos manjares la vida sigue su curso para alrededor de las seis dar paso a la cena, que por estos lares es la comida grande del día. A estas horas sí se encuentran los establecimientos de hostelería en plena ebullición, pues en lugar de nuestro modelo ibérico de bar de cafelitos y bocata de calamares por aquí predominan los bares restaurante, en los que tanto te pides un cubata como un plato de costillas con patatas (preferentemente iluminados por velas, que la electricidad está muy cara). ¿¿Cenaaar a las seeeis?? estaréis pensando. Pues sí. Por atroz que nos parezca, por estas latitudes las seis se considera una hora perfecta para la cena. Pero no sólo aquí. En realidad una cena a las diez de la noche no es algo que pueda encontrarse así como así en el continente europeo. En esto, como en el fonema zeta, los hispanos somos los raros. ¡Incluso en Grecia e Italia cenan más temprano que nosotros! El motivo de estos desajustes horarios lo explicaremos en otra ocasión; ahora continuemos con la otra diferencia fundamental entre lo que nosotros y ellos entendemos como cena: En Holanda esta comida no marca el punto de ruptura de la jornada. Nosotros, tras llenar bien en buche, consideramos que el día ha terminado y nos dedicamos a ver televisión u otras actividades relajadas. Para ellos el día sigue. Hacen cosas. Todavía no he superado la tarde en que Raimunda, mi antigua compañera de casa, me hizo participar en una limpieza general después de que hubiéramos organizado una cena conjunta.
Después de la cena (bastante después como hemos visto), llega la hora de irse a la cama. El toque de queda oficial para todo infante residente en territorio holandés son las ocho de la tarde. Ni antes ni después. Sucede en este país con los niños en la calle a partir de las ocho y media lo mismo que con las persianas: son inexistentes. Es por eso que a las diez de la noche las televisiones están autorizadas a emitir contenido adulto sin mayores miramientos. Los mayores no suelen traspasar despiertos el umbral de las once, aunque esto por supuesto depende de cada caso concreto, pues con la mayoría de edad los holandeses parecen adquirir el derecho a trasnochar. Aún así, exceptuando zonas muy turísticas (bueno, exceptuando en centro de Amsterdam y poco más) pasear por una calle holandesa más tarde de las diez es la experiencia más parecida a darse una vuelta por las calles de Fukushima. O a teletransportarse de golpe y porrazo a una de esas escenas de película pseudomedieval en que el protagonista llega a un pueblo desconocido y lo encuentra extrañamente desierto para descubrir, mientras el viento no deja de silbar entre las chozas, que una amenaza equis (léase dragones, bandidos, la santa compaña) ha obligado a los aldeanos a correr en tropel a sus hogares para bloquear las puertas con sillas y tablones viejos. Silencio. Como se te acabe el tabaco a las once de la noche la llevas clara. Esta tranquilidad, además, esconde un interrogante. Si en Holanda por norma general la gente se recoge más temprano, imaginaréis que la costumbre es que se levanten más temprano también. Nada más lejos de la realidad. Como veremos en el apartado siguente, la hora de entrada al trabajo es la misma que la nuestra. Muchos negocios abren incluso más tarde. Tal vez sí se levanten algo antes por la necesidad de transportar a los hijos de aquí para allá ante la ausencia de buses escolares. Pero aún así no dan las cuentas. La única conclusión posible a todo esto es que aquí las personas, y en especial los niños, duermen más. Tal vez sea ésta una de las razones por las que en los Países Bajos se respira menos estrés. Para que veáis que no es cosa mía, en este otro artículo Roland, holandés afincado en León, alcanza unas conclusiones parecidas.
¿Cómo se acopla este estilo de vida al horario laboral? Como dijimos arriba la hora de entrada a los trabajos es en esencia la misma que la nuestra. Lo más normal es empezar alrededor de las nueve, aunque dependiendo de tu puesto, sobre todo si tienes perfil técnico, puede que dispongas de mayor flexibilidad (por ejemplo en mi trabajo podías entrar básicamente cuando te saliera del nabo, aunque ahora que intentan convertirse en una "empresa de verdad" están empezando a endurecer las reglas). Que decir tiene que la jornada es continua, esa rareza de irse a casa para comer y volver después a la oficina para el turno de tarde aquí ni se conoce ni falta hace que se conozca. La hora de almuerzo es sobre las doce y dispones de media hora para comer en la cantina del trabajo. Además si tu empresa supera cierto número de empleados (treinta si no recuerdo mal) están obligados por ley a proporcionarte comida.... y por comida se entiende pan, mantequilla, queso, jamón y canutillos de chocolate. Si tienes suerte pueden servirte ensaladas o alguna otra cosa, pero en general como seas vegano, celíaco, intolerante a la lactosa... en fin, cualquier cosa a la que le hayan puesto una etiqueta, vas a tener que cargar todos los días con la puñetera fiambrerita desde tu casa. Has venido al país equivocado.
Si tu jornada laboral es la estándar de ocho horas, abandonarás tu puesto entre las cinco y las seis. Nada de trabajar horas de más a no ser que haya una urgencia muy gorda (o seas un tremendo pringao, que algunos
¿Qué sucede con los colegios? Más de lo mismo, cada cual distribuye sus horarios como le viene en gana, siendo la única condición que cumplan la cantidad de horas estipuladas por el ministerio (unas mil anuales). Algunos tienen incluso descanso a mediodía (repetimos: para esta gente mediodía son las doce) lo cual no deja de resultar curioso puesto que esto nunca sucede en el ámbito laboral. De todos modos si me lee alguien que trabaja que no cunda el pánico: estas escuelas de jornada partida disponen de un servicio de comedor y cuidado de los niños que quieran quedarse en sus instalaciones durante el descanso.
Abordaremos ahora la dificil labor de explicar los horarios de apertura de comercios y similares. Muchas personas llegan a esta página a raíz de búsquedas como "horario Albert Heijn" sin imaginarse que el tiempo de apertura no viene determinado por la cadena sino que depende de cada Albert Heijn en particular. Y así con casi todo. Encima, además de variar entre establecimientos, los horarios también fluctúan a lo largo de los días de la semana. Un rompecabezas, vamos. Para muestra veamos los (absurdísimos) horarios de una biblioteca pública de Amsterdam:
Los lunes abrimos por la tarde, los martes por la mañana y un poco de la tarde,
los miércoles por la tarde, los jueves sólo media tarde, los viernes como los martes
y los sábados por la mañana un poco más tarde.
Menos mal que para ubicarnos un poco disponemos de la página openingstijden (tiempos de apertura), en la que rellenando nuestro código postal y el nombre de un establecimiento nos retorna un horario detallado como el que vemos en la imagen de arriba.
En general las tiendas (con excepción de los supermercados, que gracias a los cielos abren hasta más tarde) cierran a la misma hora que las oficinas: las cinco. Si vives sólo y trabajas ésto te dificulta bastante según qué cosas. Afortunadamente para los que no tenemos quien haga las compras por nosotros, en Holanda existen la koopavond y el koopzondag.
La koopavond o tarde de compras consiste en un día fijo de la semana, que dependiendo del municipio puede ser jueves o viernes, en que los comercios abren hasta más tarde (normalmente hasta las ocho o las nueve, esto depende, como siempre, del establecimiento concreto). Por ejemplo en Amsterdam tiene lugar todos los jueves. En fechas especiales puede extenderse a ambos días, jueves y viernes. O puede que no. Lo mejor para enterarse es consultar este otro apartado de la web openingstijden, que indica cuándo se celebrará la próxima koopavond en cualquier pueblo holandés que os interese.
A poquito holandés que dominéis, tras la koopavond ya habréis adivinado que el koopzondag no significa otra cosa que domingo de compras. Los koopzondag no tienen lugar todas las semanas como sucedía con el koopavond, se escogen de manera más arbitraria. Lo más sencillo para averiguar cuando tendrá lugar el siguiente es utilizar la web que os estoy dando una y otra vez en el artículo de hoy. Por ejemplo en este apartado veréisen qué lugares van a estar las tiendas abiertas el próximo domingo. O, desde otro punto de vista, rellenando aquí vuestro código postal accederéis al calendario de próximos koopzondag de vuestra localidad.
Para terminar mencionaremos que las rebajas en Holanda no coinciden tampoco con las españolas. Tienen lugar también dos veces al año y en épocas similares a las nuestras, pero en el caso holandés vienen un poco adelantadas. Así como nosotros inauguramos las rebajas invernales tras el día de reyes ellos empiezan después su propia velada de regalos navideños, el pajkesavond, que se celebra el cinco de diciembre. Duran más o menos hasta febrero, cuando se acaban los últimos restos.
Con respecto a las rebajas veraniegas ellos empiezan también un poquito antes, a mitad de junio, y suelen prolongarlas hasta finales de agosto (éstas, como se estila en el país, no tienen día de comienzo fijo, depende una vez más del establecimiento).